La tormenta perfecta en la que estamos instalados

Tormenta perfecta

Fermín Bocos
22:29 • 05 abr. 2013

Ulises fue el primer hombre moderno que se enfrentó al destino desde la razón. Con coraje y astucia, venció todas las tormentas y consiguió llegar a Itaca. He recordado la Odisea al ver en Barcelona al Príncipe de Asturias, alto y barbado, rodeado de magistrados en ocasión del acto solemne de entrega de despachos a la última promoción de jueces. El mal de fondo es la corrupción. La corrupción asociada con la impunidad; la muy extendida sospecha de que, salvo excepciones, el que la hace no la paga. Todos los medios han destacado las palabras del Príncipe instando a los nuevos magistrados a hacer su trabajo con "prudencia y fortaleza" añadiendo que los miembros de la carrera judicial son merecedores de la mayor confianza. Todos hemos pensado que latía un eco destinado a ser voz propia visto que el día anterior un juez de Palma había decidido imputar a la Infanta Cristina por el "caso Nóos". Voz propia del Príncipe frente a la "sorpresa" con la que se había recibido en Zarzuela dicha imputación. ¿El Príncipe Felipe discrepa de la opinión expresada por el citado mensaje? A la vista de los hechos y circunstancias, parece lógico que el Príncipe de Asturias esté modelando su propia agenda. Solo un ciego no vería que lo que está en juego es la imagen de la Monarquía. El adivino ciego Tiresias recomendó a Ulises descender al Aqueronte y preguntar a los ausentes acerca del futuro que le deparaba el destino. Allí halló la respuesta que le abrió el camino seguro de regreso a Itaca. El Príncipe con quien debería hablar seriamente es con el Rey. De esa conversación debería salir la ruta que ponga a la Monarquía a salvo de la tormenta perfecta en la que estamos instalados.







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