Griñán cuelga el cartel de “no molesten”

Después de tres décadas de gobiernos socialistas, y un año después de la entrada en el gobierno de la junta del pacto PSOE-IU,  siete de cada diez parados españoles son andaluces;  el paro entre los jóvenes de nuestra comunidad supera el 66 por ciento y el número de hogares andaluces con todos sus miembros en el paro es siete puntos mayor que la media nacional. En vista de los resultados, parece fuera de toda discusión el hecho de que el PSOE ha acabado convertido en una máquina de repartir paro, pobreza y exclusión entre millones de andaluces, por mucho que la propaganda institucional de la Junta de Andalucía se empeñe en decir lo contrario.
Y mientras todas estas cifras señalan que las cosas no funcionan en Andalucía, socialistas y comunistas tratan de camuflar su impotencia e incapacidad con un torrente de ocurrencias. Y así, un día sale Griñán a hablar de la exclusión social y las comidas de los niños y otro día sale Valderas a defender las peregrinas ideas de su consejera escrachera. Otro día sale un consejero a decir que los recortes que está haciendo la Junta son culpa de Rajoy y, por encima de todo, el permanente sello de radicalidad y confrontación contra el PP con el que piensan que cubren el expediente de su propia inutilidad.
Son síntomas de un gobierno noqueado que, en lugar de empleo, lo único que saben crear es clientelismo, amiguismo y trabas que dificulten la investigación delitos. La más que notoria responsabilidad de Griñán en la trama de los ERE falsos ha encontrado en el bien retribuido silencio de los comunistas de IU el cierre de un círculo de mentiras, dejación de responsabilidades y alarmantes presunciones de delito, que son una auténtica losa sobre las expectativas de futuro y bienestar de millones de andaluces. Esta tendencia a estar en todas partes menos en donde verdaderamente deben estar, que es trabajando para crear empleo, se demuestra claramente en el desprecio que Griñán y los suyos han hecho al programa de propuestas económicas elaborado por el PP andaluz para buscar puntos de acuerdo político que permitan sacar a Andalucía de este pozo de paro en el que nos tiene sumidos la crisis.
Atendiendo a este objetivo, en el Partido Popular presentábamos hace unos días un conjunto de propuestas realistas que nos permitieran superar esta situación, porque entendemos que los andaluces demandan soluciones a sus problemas reales y no medidas de propaganda. Y por desgracia Griñán y Valderas prefieren las ocurrencias de sus palmeros a las medidas razonables del PP. Por eso se dedican a ofrecer humo, porque el bipartito no es más que eso: un pacto de intereses y de ocultación mutua de responsabilidades para blindarse y atornillarse a los sillones del poder a toda costa.
Más atento a las fluctuaciones de las corrientes de opinión internas del PSOE, Griñán dedica todo su tiempo a obstruir la investigación de los ERE falsos y a maniobrar en el seno de su partido para recoger los restos del naufragio del zapaterismo y de ir eliminando poco a poco cualquier vestigio de resistencia en su lucha interna por el poder. Ahí si que está ocupado Griñán. Para esa crisis sí que hay esfuerzos y horas de trabajo. Sin embargo, para procurar una mejor calidad de vida a los andaluces, para dotarles de herramientas de generación de oportunidades de futuro y, en definitiva, para que haya empleo y riqueza, para eso no hay ni tiempo, ni recursos ni, sobre todo, ganas. Griñán está a lo que está, así que no vengan ahora a distraerle con cifras de paro o de corrupciones. No molesten al señor presidente.