La cima negra de los seis millones doscientos dos mil setecientos parados había creado en la ciudadanía un clamor para que sindicatos, partidos y demás instituciones llegaran a un pacto urgente al estilo de los Pactos de la Moncloa. Tras las previsiones harto confusas, el Gobierno se cierra en banda. Rajoy acaba de decir en el Congreso que no piensa tocar su política económica. A su juicio, las medidas adoptadas comienzan a dar resultados. Prácticamente toda la oposición le ha pedido que introduzca algunas correcciones y, sobre todo, que dialogue con los demás partidos. Está visto que no hay manera.
Una vez más la reunión parlamentaria ha resultado un diálogo de sordos. La cucaría del PP no niega su disposición para escuchar a los demás así como para recibir sugerencias, pero luego, a la hora de un posible acuerdo, se apalancan en el principio innegociable de que las reformas no se tocan. Esto se parece un poco a los principios inmutables del Movimiento. No les bastó a los franquistas que la calle se llenara de estudiantes y obreros en una contestación constante a prueba de garrotazos. Hablaron también de políticas que nos habían traído hasta aquí, pero lo cierto es que la gran equivocación brotaba de ellos. Electoralmente, el partido anda hoy en caída libre.
Existe un hecho que tira por tierra cualquier triunfalismo del Gobierno y es el aumento del desempleo. El suceso de abril sobre los cuarenta mil parados menos es fruto de la temporalidad. Algo que se repite por estos meses. Casi todos los economistas independientes han dicho palabras parecidas; se trata de una realidad económica que está dentro de lo normal sin marcar tendencia. Algo más peliagudo es esta imposibilidad de entenderse entre derecha e izquierda. Ni la guerra civil, ni el franquismo ni la transición dan impresión de que estemos curados. País de verdades absolutas, muy duro de pelar.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/42131/no-hay-manera