La residencia de Gabriel Amat

No creo que nadie se pueda oponer a la construcción de una residencia, o veinte, para personas mayores necesitadas. Lo que no parece de lógica, en tiempo de crisis, son las prisas y la soledad al hacerla. Gabriel Amat quiere poner su nombre en la fachada de la nueva residencia asistida de diputación y no tengo nada en contra de que lo haga. Las residencias de ancianos no son competencia de las diputaciones, para eso está la comunidad y el señor Griñán. Gabriel tendría que trabajar porque la Junta se hiciera responsable de sus competencias y ella abonar con su dinero otras necesidades de los pueblos, que si son su responsabilidad. Hasta se podría entender que don Gabriel apostara por residencias en pequeños pueblos ante la orfandad en que los tiene Sevilla, pero hacerlo en la capital, gastarse unos millones en construir una nueva no tiene en estos momentos una urgente razón de ser. La actual está ahí, y lo mismo que en su día la autonomía se hizo cargo de la parte sanitaria del hospital provincial, ahora tendría que ocurrir con la residencia de asistidos. El presidente de la Diputación arremetía contra la oposición por estar y opinar en contra de la residencia a construir. Pues ya tiene a otro contra el que arremeter, don Gabriel. A la oposición no le entra en la cabeza, tampoco al que esto escribe, las prisas que le han entrado con la residencia. Lo mismo hay algo que no conocemos. Y si no lo conocemos es porque usted no nos lo ha contando. Lo que menos entiendo es que no se siente con la junta a buscar el que la residencia deje de ser un hueco en las arcas de la administración que usted preside.