No conozco ni un político-ca que no diga, ante cualquier denuncia o imputación que se le haga, que no tiene la conciencia tranquila. Todos la tienen.Y muy tranquila, por cierto. Son unos santos. Lo único que han hecho es trabajar por y para nosotros. Si repasamos a los nuestros, desde Juan Enciso hasta Luis Pérez, en sus declaraciones han aparecido sus tranquilas conciencias a escena. Y si fuera cierto que no siente remordimiento interno, que sus ánimas están serenas, tranquilas, ¿a quién tendríamos que buscar para encontrar las sucias y turbulentas conductas que han arrasado las cajas de las administraciones públicas a ellos encomendadas y hasta nuestros pobres bolsillos? Si es cierto que Luis Pérez no se enteraba de las facturas de turismo, Clemente de los cheques, Trabalón de las casas que se construían, Eloísa de donde estaba su coche. Si no era el ex-alcalde de Ohanes el que contaba los miles de billetes ante la cámara y Enciso no sabía como desaparecían los casi trescientos millones de euros en su ayuntamiento, sus conciencias, es de lógica, deben estar tranquilas. Si damos por buena la gran moralidad que pregonan nuestros paisanos, alguien me podría decir que en Almería no ha ocurrido nada, que todo ha sido un invento de la oposición y de la prensa. Es como increíble. Te pillan con el carrito de los helados y con el gorro de heladero puesto, pero no vendes helados. Ni siquiera el carrito es tuyo. Tu pasabas por allí, pasabas por allí como dice la canción. ¿No serán quizás “chorizos al infierno” lo que nos ofrecen estas tranquilas almas que se pasean por el panorama político almeriense?
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