Un equipo científico de la Universidad estadounidense de Oregón ha conseguido obtener células madre embrionarias con el mismo ADN de una persona adulta. Esas células reprogramadas podrían ser capaces de transformarse en cualquier otro tipo de célula del cuerpo humano y poder así regenerar aquéllas dañadas por enfermedades o lesiones o incluso, por qué no, crear órganos que esquivarían el riesgo de rechazo. Como todo avance científico en fase embrionaria habrá que esperar para que las posibilidades que se anuncian se materialicen. Pero si es como nos lo cuentan, la ciencia ha escrito una página histórica con esta investigación.
En el equipo de Oregón hay una bióloga española, Nuria Martí, que recibió la oferta de trabajo en EE.UU. al día siguiente de ser despedida en el ERE del Instituto Príncipe Felipe de Valencia. Un caso paralelo al del joven científico español, Diego Martínez, que acaba de ser elegido mejor físico europeo por la Sociedad Europea de Física tras haber visto denegada una beca Ramón y Cajal en España esgrimiendo que su perfil curricular tenía "escasa relevancia internacional". Buena vista la de los evaluadores. La ministra de Empleo, Fátima Báñez, despachó en el Congreso la preocupación de la oposición sobre la marcha de jóvenes españoles al extranjero forzados por el masivo paro en España diciendo que eso era "movilidad exterior". No sabe distinguir la ministra la sutil diferencia entre que uno se mueva o lo expulsen, que es lo que está sucediendo con muchos científicos a los que se los rifan fuera mientras se les despide aquí. -Que inventen ellos con los nuestros-, parece ser el mantra de esta época gris. Un drama del que nos costará mucho recuperarnos.
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