LOGSE-LOCE-LOE-LOMCE

LOGSE-LOCE-LOE-LOMCE

Pedro Mena Enciso
20:53 • 27 may. 2013

Desde Almería en el Tiempo nos centramos hoy en la Educación, cuestión trascendental para el futuro de nuestro país y donde, desgraciadamente, parece imposible ponerse de acuerdo. Con la Transición se puso de moda la palabra consenso en todos los campos menos en el educativo. Fueron pasando los distintos gobiernos democráticos sin que ninguno de ellos consiguiera sacar adelante una ley fruto del diálogo y del acuerdo de la inmensa mayoría. 


¿Por qué no se alcanza un pacto que blinde definitivamente al sistema educativo de los vaivenes políticos? Nuestros dirigentes, demasiados centrados en controlar la mente de los futuros ciudadanos para perpetuarse en el poder, son los verdaderos responsables del fracaso escolar. 


Los distintos sistemas y programas educativos no pueden estar al servicio del partido gobernante ni responder a una opción ideológica determinada sino que la Escuela debe ser ese espacio donde se detenga el tiempo con el objetivo de enseñar a aprender a cada uno según su capacidad educando a generar ciudadanos justos, buenos profesionales y personas capaces de proponerse metas vitales porque como alguien dijo: “El que no vive para servir, no sirve para vivir.” 




Tanto el PSOE como el PP han cambiado unilateralmente la educación cada vez que han tocado poder: En 1990, el PSOE aprueba la LOGSE  para en 2002 el gobierno del PP llevar a cabo su reforma educativa conocida como LOCE. Es en 2006, cuando llegan nuevamente los socialistas a La Moncloa, el momento de la todavía actual LOE cuya reforma ha sido aprobada por el Gobierno del PP (LOMCE). 


Por tanto vemos cuatro reformas fruto del desacuerdo de estos dos partidos que representan a la gran mayoría de ciudadanos a través de las urnas. Así, sea el Centro Derecha o sea el Centro Izquierda el que gobierne, el entendimiento parece imposible. Da la sensación de que la cuestión educativa es como esa falsa moneda que va pasando de mano en mano, de uno a otro partido en función del turnismo.




 Por eso no nos puede extrañar que,  con un panorama educativo tan confuso y unos gobernantes con tan escasa actitud, surjan innumerables casos de corrupción y las cifras efectivamente demuestren que el sistema no funciona. 


El actual ministro de Educación, como hicieron ya sus anteriores colegas de uno y otro partido, se llena la boca con la palabra calidad para justificar esta nueva reforma que nace tan tocada o más  que las anteriores. Es verdad que es urgente la reforma educativa, pero ésta debe ser de todos y para todos como ya ocurrió, por ejemplo, con aquellos históricos Pactos de la Moncloa o con la actual Constitución que hizo posible el nacimiento de la democracia. La educación no es patrimonio ni del PP ni del PSOE ni de ninguna persona concreta, porque es un derecho inalienable de todos los ciudadanos. Otro día, cuando pase el trámite parlamentario, entraremos en el análisis concreto de la LOMCE, hoy únicamente señalar que la polémica está servida: El PP no cede en cuestiones que nos preocupan a todos los docentes como el número de los alumnos por clase para conseguir una verdadera calidad a través de una enseñanza que llegue a todos, no negocia tampoco con el tema de las subvenciones a los colegios que separan por sexo o con la cuestión de la elección desde muy joven (3º ESO). 




El PSOE no parece entender asuntos relacionados con introducir una prueba externa en 4º de ESO que posiblemente sería importante en esta etapa de adolescencia donde cuesta tanto la palabra esfuerzo ni tampoco parece atender a cuestiones relacionadas con la demanda social intentando zanjar esa continua polémica entre enseñanza concertada y pública. 


Los catalanes, a lo suyo, su nacionalismo disgregador y, lo demás, pues da igual. No quiero ni entrar en la vieja disputa con el tema de la Religión, de la Educación para la Ciudadanía… porque es un síntoma de una madurez hipotecada por viejos demonios familiares con indudable rentabilidad electoral. Mientras el radicalismo de unos y el fanatismo de otros junto a intereses disfrazados de demagogia no desaparezcan, la Educación en España seguirá a la deriva.



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