A Pepe Ginel le dieron sus compañeros de sindicato toda una despedida en el último congreso de la Ugt provincial. Supongo que no se la esperaba, pues se podría haber ahorrado lágrimas y un disgusto de los que marcan una vida sindical. No creo que no haya un secretario general o presidente de una organización (política, sindical o vecinal) que no tenga sus luces y sus sombras. Pepe Ginel no iba a ser ni más, ni menos. Pero de ahí a darle una salida de la ejecutiva de Almería que se va a recordar por años va un abismo. ¿Tanto odio y rencor acumulado le tenían sus compañeros para que en el momento de decir adiós le dieran la del mono?. Que digo mono, la del gorila. Las desavenencias en el interior de las organizaciones sindicales o políticas están al cabo de la calle. Tanto en la diestra como en la siniestra. ¿De verdad se merecía Ginel el trato recibido? ¿Tan mal lo ha hecho? Y si lo ha hecho tan mal y se ha merecido las críticas recibidas de sus compañeros, dos cuestiones: la primera ¿por qué han tardado tanto en sus ataques, ¿por qué sus compañeros, que se han demostrado mayoría casi aplastante en el congreso, no le pusieron una moción de censura a lo largo de su secretariado en el sindicato? La segunda: ¿A qué viene el premio de llevarselo a las sevillas, si tan mala ha sido su gestión? El nuevo secretario ha declarado que fue un congreso interesante. Y que él va a trabajar para la unidad. La unidad de quién. Pepe se marcha a Sevilla, va a estar en lo alto del sindicato, alguien se cree que se puede olvidar de la venganza que con él se han tomado algunos de sus antiguos compañeros. Arrieros somos.
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