José Heredia Maya, el poeta de la voz gitana, dice de la mirada limpia: “La mirada limpia no es la mirada de la inteligencia. […] No ve arquetipos negativos. La mirada limpia mira y ve músculos, huesos, vísceras, mira y descubre el secreto de la risa, el remedio del dolor en una palabra escrita en Kechua, […] mira y está absorta en la contemplación de una estimulante y rica multitud de otros”. Así que la humanidad debe de andar dividida en dos: los de la mirada limpia y los de la mirada sucia. Desde la mirada limpia se ven las cosas sin recelo, sin prejuicios y con la humildad que ayuda a percibir las pequeñas cosas: esas que son las que realmente importan. Desde la sucia, la envidia entra paralizante convirtiéndolo todo en lugar yermo e improductivo.
Museo Casa Ibáñez
El pintor Antonio López, con su mirada limpia mira a la provincia de Almería, y a su desierto. Con la mirada limpia viene a apoyar lleno de generosidad y confianza a Andrés G. Ibáñez y al Museo Casa Ibáñez. Este museo cabe recordar que es público y que está gestionado por una Fundación Pública, presidida por el Alcalde de Olula del Río, cuya responsabilidad cae ahora en el entusiasta Antonio Martínez. El Museo está dirigido de manera eficaz por Juan Manuel Martín Robles. ¿Por qué un artista cómo Antonio López se fija en Andrés G. Ibáñez y en su Museo? La admiración entre Antonio y Andrés se hace mutua: dialogan con la mirada limpia. Y por causa efecto de esta conexión entre ellos, en el Museo y en la Provincia están ocurriendo una cadena de sucesos extraordinarios que nos va dejando expectantes a los observadores. El más reciente, que servirá de preámbulo al segundo curso de realismo y figuración para pintores que impartirán los dos artistas, ha sido la llegada mañanera del molde hecho de madera y poliuretano de la “Mujer de Coslada”. Escultura colosal, que con casi seis metros de altura fue brotando poco a poco en el patio del Museo Ibáñez, para quedarse definitivamente en nuestra tierra. Desde la entrada al Museo, le dará la bienvenida a Antonio López, con la cabeza erguida. Escultura luminosa creada como símbolo de esperanza. Orgullosa de estar en una tierra que la recibe con su intensa luz. Además, en una sala se expondrán de manera permanente siete obras originales del maestro del realismo español contemporáneo: un hecho insólito en los museos españoles. Tan solo albergan obras de este excepcional artista el Museo Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid y la Fundación Sorigué, de Lérida. Ni el museo Reina Sofía ni el Thyssen lo han hecho de manera permanente. La cultura se muestra como elemento dinamizador y transformador en la Comarca del Valle del Almanzora: como un corazón que late nutriendo a sus hijos y foráneos. El escritor Rafael Cansinos-Assens, dijo: "Todo se hace social cuando se hace plural”. Andrés y la generosidad de Antonio laboran a favor de esa pluralidad, y la cultura siendo diversa se convierte en un manantial social.
Falta de apoyo de la Junta
El proyecto museístico fue fundado por García Ibáñez y cuenta con el apoyo de la Diputación de Almería, la Mancomunidad de Municipios Valle del Almanzora, Ayuntamiento de Olula del Río y Cosentino S.A. Y ahora cabe preguntarse: ¿por qué la Junta de Andalucía y la Consejería de Cultura no apoyan al Museo almeriense?
Antonio, con su obra y su mirada limpia, nos recuerda cómo hay que estar en conexión con lo sagrado, con el cosmos y con el universo.
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