La debacle neoliberal era la crisis

No es propiamente el “sorpasso” ni la pinza. Es  la noticia escueta de que Izquierda Unida elige sin ruido  y  casi por  unanimidad al sucesor de Diego Valderas. 

Maíllo, que así se llama  el señalado, es un profesor de  instituto de tendencia moderada, militante de izquierdas y curtido  en la negociación y en el respeto a lo establecido. Todavía sabemos poco acerca  de  cuál será   su papel director  en la   vida  de la coalición de izquierdas,  pero puede que estemos ante  un revulsivo frente  a la política neoliberal que nos ahoga. Los destructores de empleo, amantes del despido libre, los que  minimizan con recortes a la educación y  a la sanidad públicas, los  que ridiculizan a los sindicatos como último bastión en defensa de los trabajadores, necesitan una respuesta contundente  emitida desde otra filosofía más humana.

 La crisis no era José Luis Rodríguez Zapatero. La crisis es la debacle neoliberal haciéndonos pagar a las clases medias  el desmadre  sin límites del capitalismo  financiero. Por tanto,  se hace  preciso  colocar  la política  en el lugar que le corresponde en  lugar de dejar que las “élites  extractivas”  sustituyan   los  derechos del ciudadano. No faltan  voces que  denuncian el sistema político surgido en la  Transición  española como obsoleto  y falto de músculo.  De aquel “milagro español”  que   transformó la dictadura  en democracia sin tirar un solo tiro, hemos caído en el desencanto y en la depresión. 

El sistema del bipartidismo quedó atrás. Gran  responsabilidad histórica la del Partido Socialista si entre discusiones escolásticas no acierta a formular una respuesta social y coherente  frente a lo sempiternos intereses del capital.

 No olvidemos un dato significativo. Izquierda Unida está subiendo en votos y en escaños. Y la situación socioeconómica de este país está  pidiendo algo más que un debate sobre las primarias. Por supuesto que han de volver los antiguos estereotipos  del marxismo y del comunismo, bien  orquestados por la  derecha  -faltaría  más- pero eso ya no  interesa a nadie después de saberlo que sabemos sobre la corrupción de derechas.