Repasa uno la actualidad que emana del Parlamento Andaluz y no puede por menos que sentir una profundísima piedad por el inconmensurable sacrificio que sus Señorías hacen por la democracia y el buen gobierno de Andalucía. Se han dado casos de heroísmo “escañológico”, como cuando hace unas semanas la consejera socialista de Salud se negó a responder en sede parlamentaria a las preguntas de una diputada almeriense del PP, porque la señora consejera, tal como afirmó en el umbral del soponcio, se sentía “interrogada”. Y aguantó la buena consejera a rostro firme, sin pedirse la baja por estrés, ni denunciar a la parlamentaria de la oposición por acoso y antipatía manifiesta. Este ejemplo de acrisolada virtud enlaza directamente con la ejemplarizante negativa que también acaba de tener el grupo parlamentario de IU respecto de que la consejería de Empleo rinda cuentas del dinero que gasta, una vez más a petición de los pesadísimos parlamentarios del PP, siempre enredando. Pero a ver qué diantres podría interesar a los andaluces (el 37% de ellos sin empleo) saber en qué se gasta o deja de gastar el dinero de sus impuestos la Junta. Y todo, una vez más, por culpa de los parlamentarios del PP, que incomprensiblemente se empeñan en hacerle la oposición a esta pléyade de luceros de incandescencia intelectual que conforman el pacto bipartito PSOE-IU.
Pero los populares han traspasado ya los límites de lo soportable: han presentado una propuesta para que el Parlamento Andaluz siga en activo el mes de julio, reduciendo así un mes el período vacacional de las señoras y señores parlamentarios. ¿Cómo? ¿Trabajar más días? Sinceramente, no sé qué esperan para declarar fuera de la ley a los parlamentarios del PP por su contumaz e intolerable afrenta a la Cámara que glorificó su institucionalidad poniéndose en huelga a sugerencia de PSOE e IU o que ha escenificado el infumable pastelón de la comisión de los ERE fraudulentos. Qué vergüenza.
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