Humor como terapia

Humor como terapia

Kayros
23:47 • 04 jul. 2013

La risoterapia es una disciplina que se ha puesto de moda como salvación de almas en pena  por los continuos golpes  de la vida y  sus  inevitables sinsabores. 


Al decir de algunos expertos que entienden de este asunto, la risa relaja los músculos  de la cara, suaviza el semblante, alegra el corazón y, en definitiva, da ánimos para  mirar el porvenir  con  cierto  sosiego. 


Mirando los periódicos, habida cuenta de  que las noticias  positivas interesan menos, nos echamos al coleto cada día un montón de catástrofes, guerras, tsunami, asesinatos sin número, hambres, en fin.




 Claro, aguantar toda  esta negra y cotidiana  avalancha sin aliviadero psicológico pone  el alma cercana a la de Jack el Destripador y, desde luego, este oficio de comentarista cotidiano de la actualidad sabemos que no resulta el más propicio para fomentar la alegría  de vivir.


 Por eso adoro a aquellos que  contra viento y marea saben hacernos reír. En mi iglesia personal los humoristas tienen  su  suntuosa capilla y no es la primera vez que escribo sobre el asunto. Hace varias semanas murió el escritor británico Tom  Sharpe, de quien no pude escribir en su día ni una línea jocosa precisamente por acumulación de trabajo de corte soso y ramplón. El nombre completo del autor es Tomas Ridley Sharpe, nacido  en Inglaterra y educado en la ciudad de Cambridge en cuya universidad ejerció la docencia hasta que más tarde lo deportaron por “actividades antigubernamentales”.  




El secreto formal que produce la carcajada en  el autor de Wilt,  así como de otras muchas obras, es la situación disparatada “en las que un comisario investigador tiene todos los puntos para volverse loco al mismo tiempo que el lector tiene todos los puntos para reír a mandíbula batiente”. 


Imaginen  a un  profesor de Artes y Oficios que tiene  un  sueño: matar a su esposa. Pasa el tiempo, la esposa desaparece y el azar logra que  el profesor se vea acusado de un  asesinado que no ha cometido. Eso es Wilt en síntesis, una novela que burla y provoca al lector dejándole gratamente sumido entre disparates imaginarios y grandes carcajadas.





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