Las fiestas y encierros que se celebran en Pamplona en honor de San Fermín, parte de la fama universal se debe a las referencias que, sobre estas fiestas, recogió el estadounidense Ernest Hemingway en sus crónicas periodísticas y en su novela ‘The sun also rises’, conocida como ‘fiesta’ en el mundo hispano. El que sería premio Nobel llegó por primera vez a Pamplona acompañado de su primera mujer, Hadley Richardson, el 6 de julio de 1923. Tan hondo calaron en él los Sanfermines, que repitió viaje en varias ocasiones, la última de ellas en 1959.
Quienes han ido a conocer esta fiesta son mis amigos, Antonio Fernández, José Francisco Martínez, Chema; y Guardiola, monitores de ciclo ‘indoor’ y ‘walking’.
La primera visita en Pamplona ha sido a la calle Santo Domingo, desde donde inician su encierro los toros que se lidian esa misma tarde, justo delante de la pequeña capilla con la imagen de San Fermín, corriendo ante los astados de Vitoriano del Río. “Son solo unos instantes, pero se palpa el miedo, en todo momento y a toda la gente. Desde las seis de la mañana, la gente ya está en el recorrido esperando. Todas las actividades que aquí se celebran, tanto para niños como para adultos, es en torno al toro. La fiesta se vive con mucha intensidad”, señala Antonio Fernández.
Este primer encierro, Antonio lo ha hecho con la camiseta rojiblanca de la UD Almería, en lugar de la tradicional blanca, con pañuelo y fajín rojos, como marca la tradición en los Sanfermines.
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