Los portavoces y el efecto bouman

En periodismo hablamos de “efecto bouman” a la tranformación que sufre una noticia al pasar por el destinatario y volver  de nuevo al emisor. Como ejemplo gráfico se suele citar el de aquel accidente de coche presenciado por un lugareño. 

El hombre quiso enfatizar tanto la cosa  que para dejar boquiabierto a su auditorio dijo que el accidentado tenía una sangre “más negra que los cuervos”.  Tras contarlo varias  veces, de su discurso desapareció la palabra sangre y entonces el lugareño aseguró que habían salido “dos cuervos de la boca de la víctima”. ¿Y eso cómo puede ser?, inquirieron  los oyentes algo moscas. “Ah, no lo sé, yo me limito a constatar el hecho”,  replicaba el lugareño. 

Estos días con tanto Luis Bárcenas y tanto Rajoy ocupado en lo que importa, de lo  que más me acuerdo es de los portavoces. ¡Menudo trabajillo! Yo siempre he creído que había algo más decente para ganarse un sueldo.  Resulta que el PP ha ido variando de estrategia defensiva conforme se han ido conociendo las mutaciones  declarativas ante  la justicia  del extesorero del partido. En consecuencía, las argumentaciones  de  Alonso, Floriano, González Pons  y Rafael Hernando  son un tratado  completo de geopolítica discursiva. Todo para concluir que el partido es honrado,  que nunca hubo sobresueldos, que   ellos no son Bárcenas sino Miguel Blanco, que el PSOE lo que intenta es deslegitimar la democracia y  que Rajoy no se toca porque está en lo que hay que estar.  

Miren ustedes, lo que dice la oposición de manera unánime es que la soberanía  reside  en el pueblo y que es a  este a quien hay que dar cuenta cada vez que se comete una financiación irregular. No vale blindarse con la doctrina de que el Estado soy  yo y no pienso dimitir.

El lunes hubo un intento de rueda de  prensa por parte de Mariano Rajoy. Por fin hablaba a su pueblo el presidente del país. Al final vimos que llevaba el folio escrito con las respuestas y que hubiera constestado igual  a cualquier pregunta que se he hubiese formulado en la sala. La prensa sigue exigiendo explicaciones pendientes. Descansen por una vez los portavoces.