El cineasta Ridley Scott vendrá a rodar a nuestros paisajes de cine. Almería, una vez más, ha vuelto a enamorar por sus paisajes y su luz. Los escenarios naturales servirán para narrar la vida de Moisés bajo el título de “Exodus”; y menos mal que se empieza a rodar en otoño, ya que en tres meses no les va a dar tiempo a alicatar la costa con hormigón y ni a poner en el horizonte del Mar Mediterráneo plataformas petrolíferas. “Exodus”, si no lo remediamos, se convertirá en el legado cinematográfico de nuestro patrimonio natural, cultural y social.
La última ocurrencia, por supuesto con nocturnidad y alevosía ya que el plazo de alegaciones se ha abierto y se cierra en pleno verano, es un proyecto de prospecciones de gas natural en el Mar de Alborán. Una empresa petroquímica canadiense, con balas acústicas de aire según ellos “inocuas”, va a provocar movimientos sísmicos para ver si hay reservas de hidrocarburos. Si hay, como ellos parece que prevén: ¿van a hacer plataformas de extracción frente a las costas? Las repercusiones afectarán a todos los ámbitos: pesquerías, turismo de litoral, espacios naturales, etc.
La estrategia energética, a la que ha puesto rumbo el gobierno en cuestión de meses, nos lleva a una total y absoluta dependencia energética. El parón en políticas de energías renovables, unido a la reciente penalización de autosuficiencia energética es reflejo de quién está al mando de la gestión del país: las grandes empresas internacionales son las que manejan los recursos naturales a su antojo. La energía la tenemos en el viento, en el mar y en el sol: ¿por qué continuamos insistiendo en seguir en la era del petróleo? Científicamente hace unos años alcanzamos el máximo de producción, conocido también como “peak oil”, y actualmente las reservas de petróleo están en fase de descenso. Las pocas que hay o pudiera haber, en lugares como el Mar de Alborán son escasas y de mala calidad. ¿Es necesario destruir un sistema tan frágil y tan importante para el Mar Mediterráneo como es el Mar de Alborán teniendo cómo tenemos recursos naturales que nos proporcionarían la energía necesaria sin depender ya de los hidrocarburos? Tenemos la materia prima y la tecnología. ¿Por qué este empeño?
Afortunadamente, hay un grupo de científicos, profesionales, pescadores, hosteleros, medioambientalistas, etc. que están trabajando contra reloj para hacer las alegaciones oportunas contra la locura en la que nos han metido los “amos del mundo”. Como dice Manuel Sacristán, es “la humanidad más justa en una Tierra habitable en vez de un inmenso rebaño de atontados en un ruidoso estercolero químico, farmacéutico y radioactivo”.
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