Como en una partida de ajedrez se van moviendo las fichas en el tablero. Tras las primarias exprés de los socialistas en Andalucía, el siguiente movimiento era la dimisión del Presidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán.
La jugada se complementará con la “proclamación” de su sucesora Susana Díaz como presidenta de la Junta. Este movimiento político es una gran falta de respeto al Parlamento autonómico y a la ciudadanía andaluza. ¿Es el partido socialista el órgano de representación de la voluntad popular? ¿Son los socialistas los que eligen los representantes democráticos y no las urnas en Andalucía? En los próximos movimientos tendrán que demostrar que nuestra región no es “su cortijo”.
El escándalo de corrupción de los ERE se va depurando y perfilando responsables políticos: Hay que exigirles que sean consecuentes con sus acciones apartando e inhabilitando cautelarmente de los cargos públicos a todos los imputados en el caso de los ERE. No se puede pasar un tupido velo y cómo si no pasara nada.
Como dice EQUO Andalucía es su documento de estrategia política: “Hay que erradicar de manera decidida la corrupción para afrontar la crisis económica, social, política y ambiental en la que nos encontramos inmersos”. Los partidos tendrían que sacar la escoba y limpiar sin importarles quienes caigan. En EQUO Andalucía pedimos la dimisión del gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas.
En el caso de que se depuren las responsabilidades políticas, pedimos al gobierno andaluz que establezca como prioridad tramitar las iniciativas legislativas que establezcan las bases para reiniciar la democracia en Andalucía: Ley de transparencia, Ley de Participación y reforma de la Ley Electoral.
La primera,la Ley de Transparencia, para establecer las condiciones para que no se vuelvan a producir casos de corrupción. La segunda, la de Participación, para hacer de Andalucía una comunidad de referencia en la transición hacia una democracia participativa. Por último, la tercera, la reforma de la Ley Electoral, para establecer condiciones de igualdad en la concurrencia de las distintas fuerzas políticas ante las elecciones y lograr un parlamento plural, donde todas las voces tengan cabida, adoptando el sistema de representación bi-proporcional, el más avanzado por garantizar que todos los votos valen lo mismo y que se reparten los escaños de forma proporcional y equitativa a los votos obtenidos.
Entre los militantes de los partidos se oye la misma cantinela una y otra vez: “me quedo dentro para cambiar las cosas”, pero el sistema está tan emponzoñado que no es posible. Le toca a la ciudadanía mover ficha: Reiniciar la Democracia.
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