Si aún no había terminado agosto y el PSOE ya pedía la dimisión de Mariano Rajoy, imaginense como será el invierno. La meteorología política ofrece una previsión de tiempo muy crudo, un invierno de perros, vamos, con los políticos a mordisco limpio.
El calendario, además, lo favorece. Comenzamos septiembre y en la primera semana, hay relevo en la Junta de Andalucía. Sale por piernas Griñán para que el caso de los ERES no dañe a la institución, dice, pero lo hace pidiendo a Rajoy que siga su ejemplo por el escándalo Bárcenas que el PP se cuida de alimentar semana a semana, ahora con la supuesta destrucción del disco duro de los ordenadores del extesorero. Para la segunda semana, ahí viene la Diada catalana que en sus preparativos cruje partidos.Ejemplo, el PSC donde sorprende su líder, Pere Navarro: derecho a decidir de los catalanes, bueno, pero el partido de los socialistas no está, ni se le espera.
La agenda política augura muy mal tiempo habida cuenta que el curso terminará en junio del 2014 con elecciones europeas. Eso significa que estamos ya en campaña electoral pero, por las características de la elección, con colegio electoral único nacional y por tanto mayor posibilidad de obtener representación parlamentaria para los pequeños, la densidad de francotiradores aumenta. Si no hay recuperación del PP y del PSOE, tan castigados de momento en las encuestas, el dibujo parlamentario resultante será el del fin del bipartidismo y eso relanzará la batalla por el liderazgo en ambos partidos. Esa batalla está abierta pero espera a una conmoción para relanzarse y los resultados de junio pueden recrudecerla. De momento, Rubalcaba gana paz con la marcha por un año de Carme Chacón a una universidad americana, quizás la mejor salida para la ex ministra de Defensa, que vive incómoda en el PSOE y también en el PSC. A ver en que circunscripción se le abre un hueco a Chacón en las listas después, salvo que gane las primarias y encabece la de Madrid.
En el PP, entretanto, el ruido interno crece. A Rajoy le va mejor en el Gobierno que en el partido. Logró evitar el rescate, mejora algunos indicadores, aunque ya veremos como va el desempleo en invierno, y ha decidido salir a exterior. Pero en casa no gana para disgustos: el caso Bárcenas es una tortura que no cesa y un mal resultado electoral lo dejaría muy perjudicado sino para dimitir, quizás para no repetir.
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