Nos movemos entre dos aguas

Camino de la sala donde se van a  ver todos los mandatarios del G20, por  el pasillo que conduce a la mesa de reuniones, se encuentran el presidente de Estados Unidos  y nuestro presidente. 

La prensa dice que es Barack Obama quien felicita a Rajoy por las reformas que  el español está llevando a cabo, preanuncio del despegue económico de nuestra nación. 

Es la foto que estaba esperando nuestro presidente. España ha dejado de ser  el problema en Europa  y es lógico que el partido gobernante quiera vender este  éxito político. De Guindos confirma también la buena nueva  si bien no se fía del todo porque, como él dice, queda aún mucho por hacer. 

En la España interior, salvo alguna Escuela de Verano donde  Sáez de Santamaría inyecta esta misma doctrina a unos adolescentes la mar de sumisos  y con cara de no tener que exiliarse para trabajar, las cosas no son tan halagüeñas. 

A la gente de la calle le cuesta pasar de lo  micro  a lo macroeconómico.  Cuando le  dicen que estamos saliendo de la recesión quiere saber en dónde se nota eso. ¿Acaso los 31  empleados de este mes de agosto  cambia mucho las cosas? Sí, ya sé lo que quiere usted decirme. Ha sido el mejor mes de agosto desde el 2000.  Quizá la mejoría se note en los  grandes números de las empresas, en la prima de riesgo  o  en el IBEX 35, pero desde  la vida ordinaria del ciudadano bien poco cambia. 

Por eso no faltan quienes piensan que la supuesta mejoría no procede de  las reformas españolas. sino del empujón general  de Francia y Alemania.

 Tenemos todavía un 26% de tasa de desempleo y una generación de jóvenes entre los treinta y cuarenta años que si no está perdida, está cuando menos desaprovechada. La devastación  general que los recortes han introducido en  el Estado del  bienestar  costará sin duda solucionarla mucho tiempo. Y no quiero meterme con el asunto de las pensiones porque un 0,25 ,arriba o abajo, no  remedia las medicinas, y demás pagamentas  introducidas  por  el gobierno del Partido Popular.

 Es posible  los de arriba noten la mejoría; no así los que se levantan cada día sin saber dónde ir.