El Materno Infantil, mucho más que una infraestructura

El Materno Infantil, mucho más que una infraestructura

Pedro Manuel de La Cruz
01:00 • 29 sept. 2013

P oner de acuerdo a los almerienses es una tarea de titanes, un ejercicio condenado al fracaso, una utopía inalcanzable. El soterramiento (¿cómo lo hacemos: total, parcial; no lo hacemos y llevamos la estación a El Puche?), el puerto (¿qué tipo queremos: comercial, turístico, mixto, integrado en la ciudad?) la conexión ferroviaria (¿en superficie, soterrada, que no exista?), El Algarrobico (se tira, no se tira; que siga la tarara), el Parque Natural de Cabo de Gata (¿lo mantenemos intocable o intentamos obtener beneficios más allá de lo estético?), el agua (¿desaladoras o trasvases?), El Corte Inglés (¿a La Salle, al Toblerone o que siga solo en El Ejido?), El Cable Inglés (¿Lo tiramos, lo mantenemos, lo reformamos, qué uso le damos?), el turismo residencial(¿lo fomentamos con más campos de golf y menos burocracia o nosotros a los nuestro: sol y playa?). 


 


Discrepancias La secuencia de discrepancias es interminable y en todas ellas y en las posiciones que las defienden siempre hay argumentos respetables. La verdad no existe y la mejor mochila para ir en su búsqueda es la confrontación razonada de argumentos. 




Si los almerienses asumiéramos los versos escritos por Zorrilla y que tanto le gusta citar a Fausto Romero: “quien me critica no me aflige/ me hace un favor quien me corrige”, si los almerienses digo respondiéramos a la réplica con la búsqueda inteligente de lo que en ella existe de acierto, aspiraciones todavía insatisfechas ya habrían sido alcanzadas hace tiempo.


 




Proyectos   Enfatizar lo que nos diferencia obviando lo que nos une es un viaje a ninguna parte. Porque, ¿dónde hemos llegado después de decenios asistiendo a la permanente pelea política de quienes tenían capacidad o influencia para que todos estos proyectos se hubieran realizado? ¿En qué hemos avanzado? En nada. Repasen la agenda de interrogantes a ver si encuentran algún paso que haya alejado esas reivindicaciones de su punto de partida; bueno, sí, hay que reconocer que a veces se han dado pasos; pero para dificultar aún más la travesía.


 Ahora estamos ante una excelente oportunidad para romper esa confusión de desencuentros permanentes. La propuesta de un pacto general para que las obras del hospital materno infantil comiencen cuanto antes ha sido respaldada por todos los grupos políticos con representación en el Parlamento andaluz. Al contrario de lo que sucede con otras aspiraciones ciudadanas, en esta reivindicación la discrepancia no existe. La Voz ha publicado esta semana varias informaciones en las que quedaba meridianamente claro que esta es una aspiración compartida desde la unanimidad. 




 


Necesidad Desde los que más saben- el personal sanitario- hasta los que están obligados por imperativo democrático a atender a las demandas ciudadanas –los representantes políticos-, todos han coincidido en que la construcción del materno infantil es una necesidad inaplazable. Estamos ante un compromiso imposible de contemplar desde la indiferencia. Chaves prometió en 2007 que la provincia contaría con ese servicio hospitalario. Desde aquel compromiso pasaron cuatro años- cuatro- para que se pusiera la primera piedra.


 


Piedra  Y desde aquella primera piedra han pasado casi dos sin que se sepa cuándo va a llegar la segunda. La política- aquí y en cualquier otra provincia de España, que en eso no somos una isla-es una continua puesta en escena en la que ninguno de sus actores creen el papel que protagonizan. Por ir a la representación más reciente, la elección por el PP del Cortijo del Fraile como escenario para pedir a la Junta que invierta en su mantenimiento y puesta en valor es un libreto cercano a la ópera bufa: el partido que pretende que los enfermos con patologías de extremada gravedad paguen parte de sus tratamientos hospitalarios, se reviste de actor para pedir a la Junta que invierta en los muros entre los que ocurrió el drama que inspiró a García Lorca.  Esa sensibilidad literaria habría que exigirla, y en muchísima más dosis, con los enfermos que luchan contra el cáncer o la esclerosis múltiple o la hepatitis o el Sida cuando van a recibir el tratamiento entre las paredes blancas de un hospital. 


Y no es una cuestión de dinero; o no es, sólo, una cuestión de dinero. 


Es una cuestión de humanidad: ¿Cómo se puede obligar a un paciente a pagar parte del importe de la dosis de quimioterapia que recibe cuando se han gastado miles de millones en una candidatura olímpica?


 


Función No sé si será pedir mucho, pero sería deseable que acabara la función. Ya sé, ya sé que el teatro político nunca va echar el telón, pero hay asuntos que demandan que la realidad de los hechos envíe a bambalinas la ficción de las palabras.


Y una de esas realidades urgentes es la construcción en la capital del prometido hospital materno infantil. Es previsible que desde la consejería de Hacienda o Salud alguien se ampare en la restricción presupuestaria para justificar que continúe la parálisis. Los diputados harían bien en mantener una posición de firmeza. Sobre todo los socialistas. 


Los almerienses porque la inclusión de una partida para esta obra en los próximos Presupuestos revelaría que tienen peso político en Sevilla. Para el gobierno andaluz porque demostrarían que estamos en un tiempo nuevo.



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