Decir siempre lo que más convenga

El alcalde de la localidad almeriense de Albox, el socialista Rogelio Mena, ha ordenado a la Policía Local de esta localidad que no participe en los desahucios que tengan lugar en el pueblo, ya que en su opinión, los municipales no están para esas cosas.  

Al alcalde albojense le parece fatal que “sus” agentes tomen parte de estos desagradables procedimientos y ha explicado que no va a tolerar que los bancos, “que son quienes nos han llevado en gran parte a esta situación económica y a quienes estamos sacando con el dinero de todos, usen ese mismo dinero para quitarle la casa a quienes menos tienen”. Ahí está el tío. La orden ha provocado la normal satisfacción entre esas personas que se contentan al escuchar a un político diciendo justo lo que quieren oír, con independencia de que lo dicho no sea más que una majadería o que vulnere la ley. Pero claro, en estos tiempos de pancartismo ilustrado esas cosas carecen de importancia. No obstante, habrá que recordar al señor Mena que los desahucios no los ordenan los bancos, ni los ayuntamientos, sino los juzgados y que por la misma regla de tres, el alcalde de Albox podría ordenar a “su” Policía Local que se abstuviera de intervenir para impedir el atraco a un banco culpable. Y no lo descarten, porque el señor Mena ya ha dado lucidas (sin tilde) muestras de pintoresquismo policial, porque hace unos meses ordenó a “su” Policía que detuviese inmediatamente a cualquier empleado de Endesa que se personase en las dependencias municipales para cortarles la luz. Y conste que el corte no era por animadversión manifiesta de la empresa, sino porque el señor Mena llevaba muchísimos meses pasándose los recibos por el bastón de mando. Es decir, que cuando se necesita, se gobierna como un cacique y cuando conviene, como un cantautor. En cualquier caso, con mucho morro.