La mejor universidad, el fútbol

La mejor universidad, el fútbol

Kayros
12:44 • 22 oct. 2013

Si viviera en este tiempo el  inefable Fernando VII tal vez tendría que cambiar su célebre frase sobre la universidad y las escuelas  taurinas. Hoy el sustituto de los templos del saber son  los campos del balón redondo en la medida en que este deporte se universaliza. Las corridas de toros andan en caída libre. Solo se celebran en España, parte de Francia y en la América hispana. 


El fútbol, en cambio, aparece  como el  destino vital de grandes masas, esperanza de redención de millones de jóvenes que no tienen otra posibilidad de salir de pobres. Este año se celebra el 150 aniversario de su invención por los ingleses prósperos y desocupados. Leo que los londinenses han puesto la efigie de los más grandes jugadores de la historia  en las bocas de lo metros como homenaje. No es para menos porque el fútbol lleva  camino de convertirse en iglesia universal con sus pontífices, sus santos y sus escoliastas para  la pureza de la fe. De   su  penetración  pedagógica para la formación intelectual de grandes y pequeños no necesito mucho  para convencerme. Basta  ver lo que hemos aprendido  todos este verano con los problemas musculares de Gareth Bale, ese jugador  carísimo  del Madrid. ¿Desde cuándo íbamos a saber distinguir una sobrecarga de una contractura, una hernia discal  de una protrusión sino fuera porque asistimos a un clase al aire libre de medicina  osteomuscular? 


Como dice un suelto sin firma  de El País: “Si existiera un Premio Nobel a la Divulgación Médica, el Real Madrid tendría más galardones que Copas de Europa. La tendencia de sus directivos a fichar lisiados en potencia, lesionados crónicos y obesos recalcitrantes ha convertido a los seguidores del club en expertos traumatólogos”. Y no solo en medicina, también en geografía humana. No conozco a nadie que le guste este deporte que no sepa el nombre de los estadios extranjeros donde ha jugado alguna vez tanto el Madrid como el Barcelona.  ¿Y qué decir de las escuelas interpretativas? Sabemos lo que es un buble, un dribling, una rabona, etcétera. Con razón el otro día los investigadores  del CSIC pedían para la ciencia española tantos millones como le dieron a Bale. Montoro lo está dudando.







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