No es fácil derrotar a la derecha. El partido conservador se compone de numerosos acarreos. Desde el franquismo nostálgico, aún vivo, a los grupos más civilizados que admiten el divorcio para cambiar de esposa. Luego está también la derecha no explícita a la que Enrique Tierno Galván llamó un día los poderes fácticos", o sea, gran parte de la Iglesia oficial, la Banca, la judicatura,( al menos varios nombres conocidos), los directores de las grandes empresas y los medios de comunicación tanto nacionales como de provincias.
Frente a este murallón roquero la izquierda se estrella. Y por si fuera poco Europa está gobernada por la derecha. En este contexto no tiene nada de particular que la crisis golpee fuertemente sobre las clases económicamente débiles y que el PP se envuelva en su mayoría absoluta para llevar adelante programas profundamente antipopulares.
El PSOE tiene conciencia de que está pasando por un mal momento, en la misma línea de lo que ocurre en Grecia y Portugal. Y por eso trata de recobrar su vieja credibilidad lanzando mensajes a la clases medias que son las más castigadas por la acción y las políticas de este Gobierno. No es fácil, insisto, derrotar a la derecha pero puede producirse una coyuntura histórica como la que llevó a la Moncloa a Felipe González. Para ello habría que reconquistar a los obreros, a las gentes de la cultura, a los funcionarios y en general "a todas aquellas personas comprometidas con la izquierda que buscan otra política y otras forma de hacerla" como dice la carta abierta de los independientes.
Hay personas de la derecha que a veces quisieran un socialismo menos social (valga la paradoja) y reconocen que es un partido necesario en el escenario político e institucional para seguir con la alternancia.
El PSOE no debiera caer en esa trampa. Menuda gana tienen José María Aznar o Mariano Rajoy en que un socialista ocupe La Moncloa. Lo que sí es verdaderamente de izquierda es responder a los retos que plantean los tiempos modernos. Principio de regeneración que debe salir de esta conferencia con la participación de todos y dejando definitivamente atrás las viejas luchas internas por el poder.
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