La Junta es condenada a pagar unos millones por la residencia

¿Y creen ustedes que les preocupa? Ni lo más mínimo. Que la Junta tiene que pagarle al colegio de arquitectos un dinero, el que sea, se le paga y ya está. Como ellos no lo ponen de su bolsillo. Si los jueces condenaran a que los políticos pagaran de su peculio las meteduras de pata o las chulerías que cometen a la hora de adjudicar obras y proyectos, seguro que el colegio de arquitectos y otros no volvían a presentar una querella contra administración pública alguna. Con papel de fumar, oiga. Pero como la ciega justicia condena a que se pague con el dinero de todos la mala gestión y la chulería de unos pocos, felicidad completa para los políticos, ellos podrán seguir haciendo y deshaciendo a su antojo, ya que los que tendremos que pagar al colegio de arquitectos somos los de siempre, los ciudadanos. Vamos a pensar que los políticos de la junta, diputación o ayuntamientos no tienen por qué saber de leyes, contratos e historias, vale, para eso están los siempre recurrentes asesores, los grandes funcionarios y los técnicos y sus informes. No me puedo creer que los políticos tengan asesores que sean unos inútiles, técnicos que no sepan lo que llevan entre manos o funcionarios que les lleven al huerto.

Pero cuando junta y ayuntamientos pierden juicio tras juicio (que pagamos los ciudadanos) algo tiene que estar ocurriendo. No me creo que los técnicos sean unos inútiles a la hora de informar. Lo de los asesores lo puedo entender, los eligen los políticos y ya se sabe: “No lo quiere más listo que él, le puede quitar el puesto en la próxima lista”. Y hasta ahí pueden llegar. Con todo, estarán con uno en que algo debe estar ocurriendo entre políticos y técnicos cuando las administraciones pierden con costas casi todas las querellas que les presentan. Estamos apañados con los “pascueros” que tenemos en política. No sirven ni para decorar en estas fechas que se acercan. No pasa día que no le den un disgusto a nuestros bolsillos. No me sea cruel, que Luis Rogelio acaba de anunciar que bajará el IbI el año que viene. Tiene usted razón, vecino. Por una vez voy a acabar con el anuncio de una buena noticia. Anuncio, que conste, y ya sabe usted que los políticos prometen y prometen, pero muchas veces se les olvida que tras la promesa llega la hora de cumplir.