Vivimos una época acelerada, repleta de urgencias, que no dejan tiempo para la reflexión. En cualquier puesto hay que tomar decisiones inmediatas, se desempeñe el cargo de piloto de avión o de proveedor de una agencia de viajes. Por eso, la aparición de personajes como Francisco Fernández Sevilla, secretario de UGT-Andalucía, nos devuelven la esperanza de que el sosiego pueda volver a nuestra vida pública.
Ante la irrupción machacona de documentación falsa, facturas de comidas emitidas como de formación para desempleados, y otras diversas y variadas golfadas, cualquiera de nosotros, con la responsabilidad del secretario general de UGT Andalucía, se hubiera puesto nervioso, y hubiera convocado una reunión inminente, pero el aplomo de Francisco Fernández Sevilla es admirable, y ante el escándalo que comenta casi toda España y del que protestan públicamente los propios sindicalistas, ha tomado la decisión de convocar a la ejecutiva para el 9 de enero de 2014.
Francisco Fernández Sevilla, además, conoce muy bien los asuntos a tratar, porque él mismo ha cobrado siempre media dieta por comer fuera de casa, aunque ha pasado siempre facturas aparte, naturalmente por motivos de trabajo.
Además es un hombre metódico, porque todos los meses cobra el mismo kilometraje, desde hace año y medio, ni un kilómetro de más, ni un kilómetro de menos, prueba de su admirable control. Afiliado a la UGT desde los 17 años, ha trabajado para la Junta de Andalucía y para empresas de la Junta, o sea, que conoce muy bien lo que es superar las pruebas para conseguir un puesto de trabajo. Su experiencia en la Junta de Andalucía y en UGT le proporcionan un brillante currículo, de tal manera que si, tras la reunión, tiene que dimitir, no le será difícil encontrar trabajo, qué sé yo, en la misma UGT o en la Junta de Andalucía, lugares donde su experiencia será apreciada en lo que vale y donde podrá aportar su calma y envidiable serenidad.
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