Me cuentan, y se le nota en la cara, el sufrimiento que está viviendo nuestro paisano Pepe Ginel en las orillas del Guadalquivir. Era su gran oportunidad dijimos por éste rincón, para saltar desde una pequeña provincia como la nuestra a las alturas del sindicalismo regional y nacional. Y nos alegramos por él. Y le deseamos que tuviera mucha suerte. Y que con él y la nueva dirección llegara ese soplo de aire fresco que tanto necesitaba la Ugt. Van pasando las semanas, los meses, no llega ese aire fresco, más bien al contrario, y cada día se hace más necesario que esa Ugt haga un duro ejercicio: El de soltar tantas amarras ancladas en el pasado de las facturas falsas, los Eres corruptos y las cuchipandas de sus conmilitones. Y miren ustedes por donde, a nuestro paisano Pepe Ginel le ha tocado bailar con la más fea.
No es el caso de otro paisano, Fernández Sevilla, que él estaba con el señor Pastrana en los tiempos de los fastos y los gastos y que paga con la dimisión por su silencio, cuando no por su complicidad, ante los hechos que se van conociendo sobre la Ugt y sus dirigentes. Es una campaña contra el sindicalismo, dicen, pero los datos que se aportan quitan la razón a los que se defienden con lo de una contubernio contra los defensores de los trabajadores. ¿De verdad de los trabajadores?
En medio de esa vorágine hay sindicalistas honrados, hombres y mujeres que vienen abonando sus cuotas en el sindicato y que se sonrojan y abochornan cuando aparecen las carteras, las bolas chinas y la buena vida que se han dado sus dirigentes. Entre esos dirigentes anda metido desde hace unos meses el paisano Ginel. Parece más viejo que cuando se marchó. Ya peinaba alguna cana, pero hoy el pelo es más blanco que la nieve que cubre Calar Alto.
Colgado del teléfono se le ha visto algún lunes por nuestras calles, con la mirada perdida en la lejanía y es posible que preguntándose ¿por qué acepte ir a Sevilla ante la situación que se estaba dando? Cierto Pepe, pero nadie pensaba que la historia de algunos altos dirigentes de la Ugt estuviera tan podrida. La dimisión del secretario regional obliga a crear una gestora, habrá que esperar a ver cómo queda la situación de Ginel dentro del sindicato. En no muy buena hora le distes el sí a tu amigo Fernández Sevilla.
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