Cuestiones que nunca se acaban

“Casi todos preguntan por qué no lo hicieron cuando estaban los socialistas en el gobierno?”

Kayros
23:46 • 03 dic. 2013

A veces me viene a la mente aquella letrilla de la canción: “Están clavadas tres cruces / en el monte del olvido”. Pero no son tres, son muchas más. Aquí  quisiera  referirme   a la ley  de Memoria Histórica, por un lado, y a una posible revisión del  acuerdo con la Santa Sede, por otro. De la primera ya ven cómo ha reaccionado  nuestra  joya guadalajareña, Rafael Hernando. Para muchos todavía  la guerra civil   sigue  supurando en la carne viva cuando se trata de las víctimas del franquismo. Mucho decir que la reconciliación es una grata realidad, tras más de cuarenta años, pero en cuando  alguien de los perdedores, con la mejor voluntad del mundo, quiere enterrar a sus  muertos entonces oímos cosas verdaderamente aberrantes como que las familias lo que buscan es la subvención del Estado. En cuanto a la segunda de las cruces, (con la Iglesia hemos topado), les  recuerdo que ayer casi todas las emisoras utilizaron el mismo argumento reaccionario: ¿por qué,(se preguntaron), no lo hicieron cuando estaban los socialistas en el gobierno? ¿Acaso eso interesa a los españoles urgidos  hoy  por mil problemas  más urgentes? Bien.  En realidad, si se fijan bien, el  meollo del  asunto estriba en si conviene la revisión del Concordato en una sociedad  secularizada que vive bajo una Constitución laica, independientemente de lo hicieron cuando estaban  en el gobierno. Tal vez  ahora con este Papa se puedan llevar a cabo acuerdos que en otro tiempo eran imposibles por las luchas  abortivas y homosexuales.  etc. Esta denuncia es un compromiso  adoptado por Rubalcaba nada más se r aupado a secretario general en el congreso  federal de febrero de 2012, y ratificada ahora en la Conferencia Política. Revisar el Concordato lleva aparejada la presentación en un período de no más de seis meses de una Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia  que recoja normas comunes para las otras  confesiones. Vistos  estos problemas desde un cometa independiente o, si se quiere,  desde la solución que le han dado en otras naciones europeas de nuestro entorno, no  debería ser cuestión de pelea ideológica ni de que salieran los obispos a la calle a protestar, sino de respetar la Constitución por amor a la democracia. Pero, insisto, aquí la pus de la guerra nunca se acaba.







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