No es agradable que los almerienses tengamos que vernos abocados a colocar dos lonas de dimensiones considerables para mostrar nuestra indignación por el humillante trato al que la Junta de Andalucía tiene sometido a Almería.
Pero la paciencia tiene un límite y ha llegado el momento de que todo el mundo sepa por qué la Plaza Vieja de Almería se encuentra en el estado lamentable en el que está, a ver si a algún alto cargo con coche oficial y visa oro se empieza a poner colorado.
La Casa Consistorial de Almería debería ser uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad y, sin embargo, desde hace años se encuentra en estado de semi abandono porque el bipartito socialcomunista tiene paralizadas las obras de su rehabilitación, unos trabajos que la Junta se comprometió a terminar completamente en 2005 y que, casi diez años después, están a medias.
Pero, como el perro del hortelano, el Gobierno de PSOE e IU no sólo no hace su trabajo, sino que tampoco deja que se lo hagan los demás. Es más, ni se han dignado a contestar a las propuestas del Ayuntamiento para comenzar las obras con cargo a las arcas municipales, dinero que sería reintegrado por la Junta cuando saliera de la ruina económica a la que la ha llevado el bipartito.
Al gobierno andaluz ya no le quedan excusas y en su empeño de no comer ni dejar hacerlo a los demás está perjudicando a todos los almerienses. Creo que las dos lonas que el Ayuntamiento ha colocado en la fachada principal del Consistorio recordando que es la Junta la que tiene paralizada la segunda fase de su rehabilitación recoge el sentir de la mayoría de los ciudadanos, cansados de tanta desidia, tanta deslealtad y tanta falta de compromiso.
Una vez más, la pelota está en el tejado de la Junta. Aquí ya no vale echar balones fuera ni escudarse en peregrinos argumentos porque la Plaza Vieja es una más en el debe de la Junta con Almería, como el materno infantil, el PGOU de la capital, el conservatorio, la ampliación de la depuradora, la prolongación de la A 92, la autovía del Almanzora, las aulas prefabricadas…
El inmovilismo de Susana Díaz, con el silencio cómplice de los socialistas y comunistas almerienses, perpetúa la marca Griñán en la Junta y su desprecio hacia Almería. Son tantos los agravios que no hay lona que los pueda tapar, pero, al menos, sí mantenerlos frescos en la memoria de los almerienses
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