La decisión aplicada a los números computables

“Dejó construido el primer ordenador, al que llamó Bebé, y facilitó el fin de la II Guerra Mundial”

Pedro García Cazorla
01:00 • 08 dic. 2013

El problema de la decisión aplicado a los números computables, fue un artículo del joven matemático Alan Turing, publicado en 1936, cuando aún estudiaba en la Universidad de Cambridge. Al parecer existe consenso entre la comunidad científica, en reconocer que este trabajo, una investigación abstracta que no perseguía ninguna finalidad concreta,  estableció los principios fundacionales de la máquina universal: el origen de nuestro ordenador. Alan Turing, fue un matemático excepcional y un investigador brillante de la inteligencia artificial, que vivió un tiempo convulso. Su talento no pasó desapercibido para el M-16, los servicios secretos de la Corona Británica, que lo incorporó al equipo de criptoanalistas encargados de descifrar los mensajes de una máquina llamada Enigma, que los nazis empleaban para encriptar sus comunicaciones y burlar el espionaje de los aliados.


Así que no sólo dejó construido el primer ordenador, al que puso el nombre de Bebé, también facilitó el fin de la II Guerra Mundial, evitando algunos millones de muertos. Algunos afirman que fue unos de los artífices de la derrota de Hitler, pero tanta gloria no evitó una condena por un delito de ultraje a la moral pública, que según las leyes inglesas cometían los homosexuales cada vez que practicaban sexo, por esta misma causa fue  sometido a una operación de castración química.


Son tres las teorías sobre su muerte: la oficial habla de un suicidio pues no supo sobreponerse al escándalo que desencadenó su juicio, otra que refiere un descuido, pues Turing guardaba cianuro en un bote de mermelada y pudo ingerir alguna cantidad mientras preparaba una tostada, y una tercera que atribuye su muerte a los servicios secretos en interés de la seguridad nacional. Turing había amenazado con vengarse por el escarnio que sufrió. Son tres probabilidades, puede ser que sobre un suceso parecido al de su muerte, Alan Turing iniciara sus primeras elucubraciones de la teoría de la decisión, la base de la informática moderna. Pero seguro que gracias a su inteligencia descubrió que la muerte en sí carecía de importancia, la causa, ahí está la clave: en la causa de la causa.   







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