Diputación tiene que destinar sus fondos a los ayuntamientos

Juan Torrijos
23:20 • 18 dic. 2013

Estoy totalmente de acuerdo con doña Esperanza Pérez (Psoe) cuando le dice a la institución provincial que “tiene la obligación legal y moral de destinar todos los fondos necesarios y disponibles para atender a los ayuntamientos”. ¡Bien por la portavoz socialista! Ese debería ser el camino de los dineros de la diputación que dirige hoy Gabriel Amat, ayer Usero, Luis Ro, Maresca, Azorín y un largo rosario. Sabe usted lo lamentable doña Esperanza, que ni los suyos ni los de la acera de enfrente han seguido nunca su consejo. Si lo hubieran hecho lo mismo les estaba cantando otro gallo a muchos de nuestros pueblos.


Con lo hermosos que son los discursos de toma de posesión de los presidentes y lo pronto que se olvidan de lo dicho. Se les llena la boca de pueblo, nos cuentan alguna historia de su villa, si en una nacieron, nos hacen llorar de tanto como quieren el terruño almeriense, pero se suben al coche oficial y parecen olvidarse de esos principios que pregonaron en su discurso y que ahora nos recuerda la señora Pérez. Es importante, yo diría que necesario, que de vez en cuando se le recuerde al presidente de la diputación cual es el cometido de la institución que preside, y si lo hace alguien de la casa y con alguna responsabilidad, ¿quien mejor?


Lo que quizás olvida esa voz, hoy puesta por la portavoz del Psoe, es decirle al señor presidente si es necesario gastar dinero en ferias, festivales y otras lindezas que nada tienen que ver con las necesidades de los ayuntamientos pequeños. De todo esto nada se nos dice, ni desde el gobierno ni desde la oposición. ¿Cuánto dinero gasta diputación que no beneficia a los ayuntamientos? No estaría mal que nos lo dijeran. ¿Nos lo dirán? Me cuesta trabajo creerlo. Nos podíamos asustar ante el dinero que pierden los ayuntamientos, que no se invierte en las necesidades de sus vecinos, que fue para lo que se crearon las diputaciones.




Ni con el Pp hoy, ni con el Psoe ayer, la institución ha estado a la altura de la realidad provincial. El político ha preferido mirar por sus intereses y los de su partido, repartiendo prebendas entre aquellos que le caían bien o le podían dar votos en su momento. A los pueblos un plan provincial anual con una obrilla por aquí, otra por allá.






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