Tengo que reconocer que nunca, por mucho que me lo han explicado varios ministros de distintos gobiernos, he conseguido descifrar el recibo de la luz. Lo único que sé, como todos, es que es carísimo y que, mientras las eléctricas siguen teniendo pingues beneficios, los consumidores nos echamos a temblar, cada vez que nos llega la inevitable factura y sobre todo en los meses de invierno. Ahora, después del susto inicial, el gobierno ha conseguido paralizar, de momento el tarifazo que iba a suponer, nada menos, una subida del 11 por ciento a partir de enero.
He leído a algunos expertos en economía afirmar que lo de "España es tan surrealista que han olido negocio en el trading y esta vez o se han pasado, o el Gobierno ha decidido ponerles proa por circunstancias políticas; o las dos cosas". Es muy posible que los operadores hayan jugado con eso mostrando, según el Ministerio de Industria, indicios de "manipulación" para disparar la subida por encima del 11% cuando apenas un día antes se estimaba para solo la mitad.
Soria insinuó que traders y eléctricas -hastiadas de los vaivenes del Gobierno con el llamado déficit tarifario- se pusieron de acuerdo para imponer un alto precio y hacer negocio.
Contubernio Si es así ya veremos quién gana el pulso, pero desde luego los paganinis no podemos ser los consumidores. Desde luego si ha habido un contubernio para manipular la subasta y esto se demuestra, las sanciones a los implicados deben ser de órdago y además el gobierno debería aprovechar este escándalo para afrontar de una vez por todas un problema que ha ido pasando de legislatura en legislatura sin que nadie haya cogido el toro por lo cuernos. Si el recibo de la luz siempre es un problema ahora con las cifras de paro que tenemos lo es más teniendo en cuenta que la nuestra es una de las energías más caras de Europa junto a Chipre o Irlanda por pura ineficiencia". Eso dice mi colega Segovia y yo digo amén, amén amén.
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