Una postal para la Nochebuena

“Quienes solemos opinar, pertenecemos a esa raza de periodistas que está a punto de desaparecer”

Kayros
21:21 • 23 dic. 2013

Hay situaciones en que desear  “feliz navidad”  puede   resultar  un sarcasmo de cine negro.  A una familia con la mayoría de  sus miembros en paro, con la luz  y el agua cortadas,  y tocando ya la amenaza del desahucio, decirle aquello de que ya estamos saliendo de la crisis, puede resultar hiriente  y  algo  sádico. Pero como somos seres de costumbre y detrás de nosotros pesa una  larga tradición cristiana, no podemos  zafarnos  al encanto de los pastores, los ángeles  del  cielo y los hombres de buena voluntad.  


A causa  de este inmenso perdón sobre la tierra surgen las treguas en primera línea de  combate, las ciudades se llenan de luces  anunciadoras de una vida menos cruel y todo el mundo se hace un poco  mejor aunque  sea mera apariencia. Quienes escribimos  diariamente y solemos opinar comprometiendo nuestra vida,  pertenecemos a esa raza de periodistas  que  sin duda está  a punto de desaparecer. Las nuevas tecnologías fomentan ahora  la información aséptica, esa que hace que el periodista sea como un botón de la lavadora que se limita  a leer una noticia como si  estuviera  destinada  al Jurásico. De este modo ni se equivocan ni se complican la vida. En cambio  quienes  metemos opinión en nuestras notas,  sí estamos en peligro de equivocarnos.  Un epíteto mal puesto, una interpretación sinuosa y torticera, te puede poner al borde de la querella por parte de quien se considera ofendido y la broma cuesta un riñón, probablemente mucho más  de  lo que has ganado en el periódico en toda tu vida  ¿Y todo esto  por qué?  Por creer que el mundo no estaba  bien hecho, y en consecuencia  había que utilizar  la palabra  escrita para transformarlo.  Como   decían el ama y la sobrina de Don Quijote cuando vieron  volver al Caballero de la Triste Figura maltrecho y molido a palos:  Válame mi Señor, ¿quién le manda a vuestra  merced ir por esos andurriales del diablo en busca de aventuras.?  Bien, pues por tener conciencia  de que estamos en Navidad y  éste es un tiempo sagrado de reconciliación  en recuerdo  de aquella paz que anunciaron  los ángeles a los hombres de buena voluntad,  pido perdón como Montoro de mis desvaríos periodísticos. Les aseguro que no fue mi intención hacer daño.







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