Algo más sobre mecenazgos

“En el franquismo la promoción de la cultura dependía en muy buena parte de bancos y cajas de ahorros”

Kayros
22:40 • 26 dic. 2013

Cuando yo llegué a Almería  aún regía con toda su fiereza la dictadura franquista.  La promoción de las artes y las letras dependía en muy buena parte de  bancos y cajas de ahorros. Todavía no existía el  Instituto de Estudios Almerienses, por lo tanto no se podía hablar de un partido político que controlara la cultura desde la Diputación. La Tertulia Indaliana era la reina madre. Harta de peregrinar por cafeterías y colmados flamencos,  Perceval y los suyos se refugiaron en el Banco de Bilbao hasta un montón de  años  más tarde.   


El Ayuntamiento bastante tenía con ir preparando la Feria con aquellas ceremonias casi medievales como era el nombramiento de la Reina de las Fiestas y su cohorte de rapsodas. Así que tanto las cajas de ahorros como los bancos se esforzaban por hacer visible y simpática su obra social dedicando   parte de  sus  ganancias en la creación de un Aula de Cultura. Oyendo conciertos, escuchando conferencias  y mirando exposiciones de los pintores almerienses, pasábamos la vida las almas inquietas a la espera de que alguna vez llegara la  tardona Transición. Editar un libro costaba un ojo de la cara, sin embargo nos consolábamos porque más dificultades hubiera tenido Cervantes. Me pone al borde de las lagrimas leer  ahora la dedicación que el Príncipe de los Ingenios  dedica  al Duque de Béjar, marqués de Gibraleón, conde de Benalcázar y Bañares, Vizconde de la Puebla  de Alcocer, señor de las Villas de la Capilla, Curiel y Burguillos: “Como príncipe tan inclinado a favorecer las buenas artes - escribe el Manco- (…) he determinado de sacar  a la luz el Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha al abrigo del clarísimo nombre de  Vuestra Excelencia”.  Si hoy se editara por primera  vez  el Quijote  tendría su autor que  peregrinar por Ministerios de Educación,   editoriales, imprentas abandonadas, Ayuntamientos, asociaciones de presos y excautivos y casi con toda seguridad le dirían que no hay dinero y menos para un libro de encantamientos . Así  de defraudados estábamos cuando llegó el Ateneo. Por ser una institución liberal, sospechábamos que la cosa se arreglaría un pelín, pero, qué va, la derecha no quiere la cultura sino para entretenimiento. También fracasó, por supuesto.







Temas relacionados

para ti

en destaque