ETA se dispone a morir

José Luis Gómez
01:00 • 02 ene. 2014

A día de hoy, la democracia ya venció a ETA y de ETA solo se precisa que deponga las armas sin rodeos. Pero este tipo de cosas tampoco se resuelven de un día para otro. Como escribió hace ya unos años el ex dirigente de HB Txema Montero, ETA se dispone a morir y lo hace con las mismas vacilaciones que tuvo para comenzar a matar. De entrada, se nota que el EPPK, siglas que adopta el colectivo de presos de ETA, tuvo que hacer algún pacto para haber reconocido, por primera vez, el daño "multilateral" que provocó su terror y su violencia. Y no solo eso, el EPPK también asume el final del terrorismo, apuesta por hacer política desde la democracia y, a su manera, acata el sistema judicial y penitenciario de España, algo sin precedentes.


El final definitivo de ETA parece cada día más cerca y estos pasos atrás de los presos etarras constituyen un paso adelante para la democracia en Euskadi y en España. Digamos que ETA empieza a estar a la altura de todas las reclamaciones de su antiguo brazo político y del Foro Social, la organización que promueve el proceso de paz en el País Vasco junto a destacados mediadores internacionales.


Faltan cosas, pero faltan menos cosas, lo cual no es nada desdeñable viniendo de medio siglo de terrorismo, con centenares de muertos y miles de heridos; en definitiva, con muchas víctimas. De aquí a la disolución de ETA, a la entrega de las armas y a una condena sin condiciones de la violencia, irán pasando cosas, tal vez también en la política penitenciaria, aunque los cambios de fondo que pueda haber están condicionados por el Gobierno de Rajoy a la desaparición de la banda. 




En resumidas cuentas, el guión del final de ETA parece estar ya esbozado, pero falta que se escriban más cosas y se interpreten. Como todo buen guión, debe abarcar tanto los aspectos literarios -léase políticos- como los técnicos, sin dejar ningún detalle importante en el aire. Para la escena final, si es feliz, sobrará quien quiera apuntarse. Otra cosa es actuar en los momentos difíciles del montaje, que es la fase en la que seguimos estando. Puede ser precipitado extraer conclusiones más definitivas.






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