Dirigentes del Partido Popular estuvieron en Madrid de romería

Juan Torrijos
20:40 • 02 ene. 2014

Cerramos el año pasado, el triste 13, con una romería de dirigentes del PP a la capital a la espera de captar algún guiño del gobierno sobre esperanzas e ilusiones para nuestra provincia. La cara de doña Ana Pastor no ha sido nunca, dicen los que la conocen, de radiante felicidad. 


Da la impresión de estar siempre enfadada con ella y con el mundo. Debe ser muy triste y doloroso estar diciendo siempre que no. Que te lleguen desde Almería, o desde cualquier otro punto, unos compañeros de partido esperando oír de tu boca parabienes y que se vuelvan a casa con el rabo entre las piernas no es gusto para nadie. 


La comprendo doña Ana. Sabe usted lo peor, que si no hubieran ido, si no nos hubieran contado que iban a Madrid a verla a usted con el alma cargada de ilusiones y de esperanzas, a la vuelta no les habríamos visto tan tristes, tan derrotados como han vuelto nuestros chicos.




Antes de ir de romería les tendría que haber avisado  a sus compañeros lo que les esperaba por los despachos de Fomento. Se habrían ahorrado, pobrecitos míos, que les estén diciendo de todo desde la oposición. Marcharon alegres, cantando canciones e himnos de victoria y la vuelta no ha podido ser peor. Sabe usted una de las cosas que nos dijeron los romeros: “Que el Ave tiene fecha, pero que hay que concretarla más”. Qué le podemos decir a alguien que nos sale con esa oración. Bastante tiene el hombre con tener que soltarnos la frase en cuestión.


Doña Ana, no podría haberles dado una fecha, aunque fuera algo más inconcreta con la que volver a casa con mejor cara. Los tenía que haber visto bajarse del avión, pobres míos. Los ha dejado a los pies de los amigos, para qué hablarles de los enemigos. Pero no pasa nada, son muy suyos ellos. Se saca de nuevo lo del materno infantil o la deuda de la Junta y a seguir tirando unos meses más. Claro que también habría que pedirles a los romeros del PP que cuando viajen a Madrid tengan muy claro lo que se van a traer. Un viaje a la nada, como les ha ocurrido con el último a fomento, no sólo los deja mal ante la oposición, los deja en paños menores ante los ciudadanos y sus propios compañeros, que se preguntan y con cierta lógica: ¿Para qué han ido a Madrid? Eso, eso, ¿para qué?






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