Si fuera posible olvidar todo lo acontecido en el año ido, tal vez estuviera uno preparado para comenzar de nuevo. Los deseos de paz y felicidad, incluso los más sinceros, arrastran sin quererlo un pesado fardo que trasciende las celebraciones y los números. Así, teóricamente podemos decir adiós a tantas cosas pero no obstante queda una desconfianza en nuestro corazón que envenena el porvenir. Pese a todo, digamos adiós a la corrupción de la que tanto hemos hablado- ¿De verdad queremos salir de ella? Quien como Bárcenas dispone de cuarenta millones de euros ¿querrá que desaparezcan los paraísos fiscales, gatera ilegal para tramposos? Quien sea rico o en vísperas de serlo ¿deseará que le pongan un impuesto a las grandes fortunas? Los partidos políticos que de boquilla tanto aman la limpieza y la trasparencia, ¿estarán dispuestos a colaborar con la justicia abriendo sin miedo sus sedes demostrando que nada tienen que ocultar? El año termina empedrado de buenas promesas. El primer día del año es como río que mueve montones de basura. Entre arrastres de las riberas, al desembocar en el mar las agua negras se mezclan con las limpias y puras y sin que podamos decir que el bien y el mal andan separados, como ocurre con los mensajes de la nochebuena y los de la nochevieja. Pasamos de un año a otro sin que nada cambie salvo el deseo de comenzar de nuevo. El mundo es complicado, otra cosa no podemos decir hasta la fecha. De la infelicidad de unos arranca el progreso y el alto nivel de vida de los otros. Y el gran escándalo de la Navidad es ver coincidir la máxima pobreza con el delirio del alto consumo. No se puede negar que estamos celebrando la confluencia del paganismo con su amor por las fiestas delirantes y la venida da un Dios cristiano que nace en una cueva. esperanza de los pobres del mundo. Para mantener en pie esta doctrina, a lo largo de los años, los dirigentes de los pueblos recurren a retóricas confusas. ¿Por qué no se termina la guerra entre los hombres? ¿A qué llamamos paz, crecimiento, progreso? ¿Qué queremos decir con la palabra amor? Se necesitaría una buena limpieza del lenguaje antes de proferir jeroglíficos. Como esto no es posible, solo cabe esperar contra toda esperanza y como mal menor, comenzar de nuevo.
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