Los grandes avances de la humanidad han venido siempre impulsados por grandes innovaciones y por pequeñas y constantes mejoras de las mismas. No voy a remontarme a la invención de la rueda, que para eso está ya el canal “Historia”. Aunque sí retrocederé a una aplicación de la rueda que ha supuesto una innovación de incalculable valor, y a la que recurre con frecuencia el reconocido empresario almeriense Joaquín Moya-Angeler. Me refiero a la incorporación de las ruedas en las maletas de viaje, invento atribuido al norteamericano Bernad Sadow en los 70 y puesto en valor por los almacenes Macy’s poco tiempo después. ¿Alguien concibe hoy en día viajar con una maleta de gran tamaño sin estas ruedas? Digo más: ¿a algún comerciante se le ocurriría intentar venderlas sin ellas? Y una última reflexión que seguro nos hemos hecho alguna vez al pensar en este tipo de “sencillas” y explosivas innovaciones, ¿por qué demonios no se me ocurrió antes a mí?
De la misma forma que el proceso creativo que da lugar a la innovación intenta trasladar ideas de éxito y, readaptándolas, aplicarlas para otros nuevos usos, acaban de cumplirse las bodas de oro de la innovación tecnológica de más calado, desde un punto de vista social y económico, de la historia moderna de Almería. Se trata del primer invernadero construido en nuestra provincia del que se tiene constancia.
Una innovación, como digo, que permitió el cultivar en un ambiente controlado aprovechando inicialmente las estructuras de soporte del parral, cultivo que en la década de los 60 comenzaba un declive imparable en nuestra provincia. Esa innovación permitió cambiar el curso de nuestra historia. A lo largo de estos 50 años han sido continuos los procesos de mejora que han posibilitado que Almería sea una referencia mundial en la producción bajo plástico: uso hipereficiente del agua, cultivos sin suelo, nuevos materiales plásticos, sistemas de ventilación, nuevas variedades de cultivo, polinización mediante abejorros, lucha biológica, etc.
Si bien hemos recorrido exitosamente un largo camino disponiendo actualmente de una agricultura de vanguardia, quedan todavía algunos retos importantes por cumplir en diferentes materias como la eficiencia, sostenibilidad, seguridad y trazabilidad o comercialización. Sin esa mejora continua de nuestro sistema productivo y sin contar con el arma poderosa de la innovación como factor de competitividad no tendremos, ni muchísimo menos, el futuro garantizado.
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