Mundo revuelto

La gente sencilla de este país anda un pelín perpleja con lo que está pasando

Kayros
23:17 • 24 ene. 2014

Aunque me prometí  dedicar  el sábado  a las musarañas  empleando sus  soleadas horas    al ocio  blando, con alguna visita  al mar o a la montaña, no es tan fácil callar  porque las noticias- las malas noticias- no se van  de vacaciones  ni siquiera en los fines de semana. Ayer casi todas las tertulias televisivas  chisporroteaban  de profesores que habían ido al paro, en educación,  así como  de médicos y enfermeras , en sanidad.   Para   la derecha  parece no ser problema que las clases en los colegios hayan aumentado y que los pasillos de algunos hospitales estén colapsados   como  las rotondas  almerienses  en las horas punta.   Hablaron de unos 150.OOO  parados más   y  no me  hagan mucho caso porque a veces me bailan los cifras. En realidad la noticia no está en esto sino  en otro anuncio movible que iba a continuación. A saber:  El lunes, a lo más  tardar, llegan de nuevo los hombre de negro  para exigir  al Gobierno que apriete      más el verduguillo   con   otras  reformas. Les parecen  pocas y temen que los bancos   no se hayan  regenerado  lo  bastante con nuestro dinero. La gente sencilla de este país anda un pelín  perpleja  con lo que está pasando. Como  no dispone de mucho banquillo  intelectual, ven  al juez Silva que puede ir a la cárcel o al fiscal Horrachs que defiende más que acusa, y se dice para así: la Virgen,  pero ¿qué ocurre aquí? El mundo está   “capovolto”, como dicen los italianos. ¿ Y qué me dicen del expediente  de Garzón que  se lo ha comido la tierra y nadie sabe dónde se encuentra?   Oirán ustedes hablar mucho de  los indultos de   Del  Nido o  de Ortega Cano, pero  del juez que  sospechó de Gürtel  mutis por foro y qué foro, Dios. Si viviera todavía Manolo Escobar cambiaría su carro por un indulto cuyo paradero es un misterio. Menos mal que entre tanto disgusto tenemos una pequeña alegría. Bajan el IVA del 2I%  al 10. Al fin  este Gobierno se convence  de que los artistas dan más que reciben. Comparar a Beethoven  con Blesa, no hay color. Y cuánto hemos gozado los filarmónicos con las creaciones  gratuitas de nuestros genios. Al final nada hay tan barato como promocionar la cultura porque hay que ver  cómo  nos beneficiamos de cualquier cantante  o poetilla oficial  a  media jornada para que ponga voz a nuestra tierra.







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