Del 10% al 21% y vuelta al 10%

Pedro García Cazorla
22:20 • 25 ene. 2014

El título de este artículo relata el recorrido del porcentaje de IVA aplicable a los espectáculos y actividades artísticas, si hubieran atendido a la advertencia de un taquillero de un cine de provincias, cuando dijo acerca de la subida del impuesto: que el IVA de cero es cero. Nos habríamos evitado  los daños directos y colaterales de esa reforma fiscal, pero en el destino de España quedó escrito con tinta indeleble, que volveríamos a convertirnos en tierra de charanga y pandereta, la patria de los cuatro tópicos relamidos  y que retornaríamos a una lectura del presente casposa y deshonesta. 


La fuerza de estas regresiones ha inducido algunos a pensar que el Gamonal como barrio obrero que es, sólo era un pueblo de tontos  y gente menesterosa, podrían sentirse incómodos pero no se tirarían a la calle y tragarían con el bulevar. No comprendieron que ser obrero no es igual a ser un bobo, que de alguna forma y por alguna extraña evidencia, no hay nada más intelectual que la precisión de un mecánico arreglando un motor, que la habilidad concentrada y silenciosa del zapatero mientras cose el cuero… 


No pueden reparar en la fuerza y la dignidad de los humildes, quienes viven entre la inauguración y el canapé, afiliados a una realidad oficial y sintonizado con una mentira permanente, le cuesta llegar a entender que  la sabiduría de los que llaman idiotas, llegada la ocasión puede derrotar a la inteligencia más preclara y poderosa, por eso los perdedores esgrimen con perseverancia sus teorías algo alucinadas sobre los acontecimientos del barrio burgalés y encuentran en el argumentarío de la violencia una descarga a su frustración. Afirman que a los alborotadores le ha bastado quemar unos cuantos contendedores y romper los escaparates de los bancos, para enterrar un proyecto que mejoraba la ciudad. Nada dicen de esa otra violencia más refinada pero de peores consecuencias, que ha permitido leyes ventajosas para los bancos sin que los ciudadanos tuvieran defensa ante ellas, la pervivencia de intereses propios del delito de usura, el engaño masivo con las preferentes, las cláusulas suelo, la privatización incesante de servicios públicos y desmantelamiento de la sanidad  y la educación.







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