Siempre he entendido que desde una sociedad democrática se busca y se defiende los derechos de las personas, el derecho a la vida, se defiende la paz y la no violencia, y por tanto se condenaba de forma firme y enérgica cualquier asesinato en materia de violencia de genero.
Eso pensaba, que cualquier ayuntamiento democrático, sensible y que siente a todos-as como vecinos suyos, condenaba, decretaba luto y convocaba a sus vecinos, al menos, a guardar un minuto de silencio en recuerdo de la victima.
Pues hete aquí que encuentran una mujer muerta en el municipio de Níjar, su expareja confiesa casi de inmediato que fue él el autor de la muerte y el ayuntamiento del municipio ni condena, ni decreta luto alguno ni convoca en repulsa por el asesinato, al menso en las 48 h. siguientes al suceso. Incluso la mayoría de los medios, locales y nacionales, salvo honrosas excepciones, silencian la noticia tanto la del asesinato como sobre el silencio que guarda el mencionado Ayuntamiento. Se da la circunstancia, que 24 horas mas tarde del luctuoso hecho en Níjar, se produjeron otros dos horrendos asesinatos de mujeres, en Lugo y Pozoblanco y se actúa en consecuencia como viene siendo habitual. Es decir, se convocan concentraciones, se guardan varios minutos de silencio y se hace una condena enérgica. Es portada de todos los periódicos y las televisiones le dedican varios minutos durante varios días. Sin embargo, no ocurre lo mismo en el caso de la mujer de Nijar. ¿Por qué?
No me gustaría pensar, que ese silencio, ha podido suceder por que la victima y el asesino sean de nacionalidad marroquí. Cabe pensar, ¿qué hubiese ocurrido si la desafortunada hubiese sido española nacida y criada en Nijar?, o ¿qué hubiese pasado si la víctima fuese española y el asesino marroquí?.
Me cuesta pensar que no se condene igual en función de la nacionalidad, religión o estatus social de la asesinada. No quisiera creer que también por ser inmigrantes, la violencia de genero fuese de segunda.
El problema se produce porque no se mira a la persona, no se mira que se trata de un ser humano, no ver su problema, su corazón, su sufrimiento. Hay personas tan frías que solo miran el DNI, el NIE o el pasaporte y en función de ello se actúa. No deja de ser lamentable que en pleno siglo XXI se produzca situaciones de violencia contra las mujeres. Pero no deja de ser menos preocupante que una institución no actúe de forma enérgica y solidaria cuando sucede alguna de estas situaciones con una mujer dentro de su municipio. Cuando algo de esta índole ocurre cerca de nosotros y no nos mueve ni nos conmueve, algo extraño debe de estar sucediendo en quienes deben actuar y no lo hacen.
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