Escribir es llorar…pero de risa

Madrid, invierno de 1836. A la luz de un quinqué, en su casa del número 3 de la calle de Santa Clara, próxima a la Plaza de Oriente y el Teatro Real, un periodista escribe con frío y amargura estas líneas: “Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque no escribe uno siquiera para los suyos. ¿Quiénes son los suyos? ¿Quién oye aquí?”. 

El autor de este texto, Mariano José de Larra, acabó descerrajándose un tiro -probablemente para no tener que seguir escribiendo- dejándonos a cuantos seguimos en el oficio una estela de profética zozobra que la indeclinable realidad se ha empeñado en mantener tan fresca como los titulares de cada mañana. Pero eso ya no es igual para todos. En Almería, a día de hoy, hay privilegiados para los que escribir no es sólo un placer o una necesidad vital, sino que también es un negocio redondo. Según publica el portal “Noticias de Almería”, cuando el socialista José Manuel Ortiz Bono, actual delegado de Agricultura de la Junta de Andalucía, presidía la Asociación de Desarrollo Rural de la Alpujarra, llegó a pagar 11.600 euros por un informe de cuatro páginas. Ya han visto que el bueno de Larra se preguntaba que quiénes eran los suyos. Pues bien, los socialistas no parecen tener muchas dudas, ya que el autor de tan bien retribuido informe no era otro que un concejal del PSOE de Níjar, geógrafo de profesión. A ver si se creían que era periodista. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Esto de que te paguen la página a casi 3.000 euros no está ni a la altura de la famosa Amy Martin, la periodista que nunca existió pero a la que también pagaban, y bien, en la Fundación Ideas del PSOE. ¿Quiere decir todo esto que las cosas han mejorado desde los tiempos del “Pobrecito Hablador” o “Fígaro”? Pues no. Escribir en España sigue dando ganas de llorar, aunque algunos lloren de pura risa. No es para menos.