¿Serán flechas de amor las que hoy se crucen Elena y Luis Rogelio?

Juan Torrijos
21:20 • 13 feb. 2014

Catorce de febrero, día de San Valentín. ¡Oh, el amor! ¡Qué envidia de aquellos que pueden cantar y contar que el musculo más importante de su cuerpo está lleno de autentico y verdadero amor! Ha sido ésta jornada, tan importante para muchos enamorados ciudadanos, la que han elegido doña Elena Cortes, consejera de la Junta, y don Luis Rogelio, alcalde y senador de Almería, para hablar, dialogar, acercar posturas, confraternizar sobre una situación que se viene viviendo en Almería con la Plaza Vieja y el edificio de la casa consistorial como grandes protagonistas del desencuentro. San Valentín deberá hacer que hoy se ablande el duro corazón de los contendientes y que las flechas que surjan de sus bocas estén llenas de amor, cariño y comprensión. El manto del pequeño santo cubra los corazones de los hoy contendientes y los abra para el futuro que todos nos merecemos. ¡Amen!


Hoy es el día, es el momento de que olviden rencores, aventuras y ocasos en el amor, que todas las parejas tienen, sufren y padecen. Elena y Luis deben reencontrarse hoy por el bien de sus votantes. Deben abrir sus corazones y que la miel cubra las viejas heridas de otros tiempos. Es necesario que el amor vuelva a brillar en los ojos de Elena y Luis y los veamos lucir cuanto antes desde las hoy tapadas ventanas de la vieja Plaza de las Cañas.


Me temo que doña Elena no tenga demasiada confianza en San Valentín. Vamos, que para ella el santo de los enamorados sólo sea una fecha inventada por unos grandes almacenes para vender perfumes, ligueros y otras prendas de amor. Si es así, si doña Elena no se deja ablandar el corazón ante las flechas del santo, lo mismo se pierde una nueva oportunidad de que los políticos en cuestión sean capaces, por el bien de los ciudadanos, de elevarse hasta las alturas del amor y entregarse a lo que vienen pregonando sin descanso: “Que ellos están en el mundo de la política para hacer felices a los demás”. Hoy tienen esa posibilidad. El problema es que cada uno se suba a su burro y no se bajen ni con la intermediación del santo. Sería una pena, pero ya nos tienen acostumbrados a poner sus intereses por encima del de los votantes. Tampoco nos rasgaríamos las vestiduras. 







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