El ministro contra la Cultura y la Educación, José Ignacio Wert, no acudió, como saben, a la entrega de los premios Goya ante lo que, previsiblemente, se le venía encima. Que no debía de ser poco a juzgar por los ánimos de un sector que anda asfixiado por el brutal incremento del IVA, lo que ha arrojado unos desoladores números de espectadores en las salas. Según los datos conocidos esta misma semana, la venta de entradas en los cines se ha reducido en un 16% durante 2013 en España.
Ministros A pesar de esa realidad, también de las observaciones de algunos ministros sobre la calidad de nuestras producciones, la verdad es que el cine español, como en su día ocurrió con la moda y ahora estamos viendo con la gastronomía, es muy reconocido dentro y fuera de nuestro país. Por eso se entiende menos esa feroz crítica al sector, al que se le ha vapuleado durante estos días por el solo hecho de tener una postura muy reivindicativa.
Con la repetida mentira de las subvenciones al cine, también se ha querido atacar a la industria de manera incomprensible. Especialmente, si se tiene en cuenta que nuestro país vecino, Francia, invierte 15 veces más dinero que España en subvenciones destinadas a la realización de películas. Esta realidad, de la que salimos mal parados con casi todos los países de la Unión Europea, se ha visto agravada, además, con la subida del tipo reducido del Impuesto del Valor Añadido aprobada por el ministro Montoro.
Financiación De todo esto, de cómo están las cosas del cine, sabe mucho Manuel Martín Cuenca, el realizador ejidense, que suda tinta china para poder financiar cada proyecto en el que se embarca. La quimera, sin embargo, a la vista del producto manufacturado- desde la Flaqueza del bolchevique hasta “su” Caníbal – no se la salta un ministro. El insuperable provincialismo desatado en Almería con la gala de los premios Goya, tampoco.
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