Para los incrédulos del Susanato, permítanme un dato ahuyentador de todo pesimismo: en Andalucía sí hay cosas que progresan adecuadamente. Por ejemplo, el álbum de fotos de la presidenta de la Junta, doña Susana Díaz. La primera Presidenta Instagram de la historia andaluza se pasa el día dando trabajo a los fotógrafos oficiales de la Junta.
No se me reboten, que algo es algo. Si hace un par de días la presidenta posaba con el Rey (foto repetida ya, pero es de esas que gusta tener en el archivo) es posible que hoy aparezca con algún otro presidente autonómico o alto comisario europeo a la que ella, presidenta de la comunidad europea más enfangada en la gestión de fondos públicos, habrá ido a dictar unas lecciones de transparencia. De hecho, la Samsonite de la Presidenta es ya la versión actualizada del baúl de la Piquer en permanente gira de copla y compás. Que si el empleo, que si la sostenibilidad, que si el todos y todas, que si me llaman sólo madrina, que si mira mi pecho tatuado con el sello de la ugeté, etcétera. Las historias de tres minutos de los Quintero, León y Quiroga son ahora los titulares de Canal Sur: toíto te lo consiento menos faltarle a mi Susi. Mire el pajarito, presidenta. ¿Será por fotos? Más que la colección de comuniones de Foto Mateos.
Pero soluciones, lo que se dice soluciones concretas a los problemas cotidianos de los andaluces… en fin, qué le vamos a hacer. Nadie es perfecto.
Y mientras sigue el paro, se colapsan los hospitales y otra generación de andaluces continúa estudiando en aulas prefabricadas, la presidenta andaluza saborea el vino de la distancia en tierra extraña. Aunque eso sí, entre foto y foto bien podrá canturrear por la Pantoja eso de: “Por España entera voy cantando mi sentir. Es mi copla una bandera: ahora me ha tocao a mí. Yo misma me digo ole.”
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