Se lo he escuchado al nuevo dirigente de los empresarios de Andalucía: los almerienses tienen razones para sentirse agraviados ya que sufren el síndrome del córner. Después de una completa analítica y varias radiografías, este diagnóstico nos deja más tranquilos a la espera de que nos prescriba la receta y comencemos a tomar el tratamiento lo antes posible. Me da en la nariz, sin embargo, que más allá de ponerle nombre a este sufrimiento que padecemos, los empresarios no están muy por la labor de darle disgustos al Gobierno de Rajoy. Amagan, regatean, hacen incluso la bicicleta pero son incapaces de rematar a gol, no sea que se vaya a molestar alguien.
En esa dinámica, más que un remedio farmacéutico creo que solo podemos aspirar a que la CEA nos aconseje algo tan natural como el ajo y el agua. Y es una pena, porque los almerienses llevamos demasiado tiempo probando el gol olímpico, o lo que es lo mismo, intentando meter el balón de saque de esquina directo en la portería contraria.
Supongo que nuestro empeño en esta jugada viene de cuando Emery entrenaba a la UD Almería y ensayaba hasta la extenuación las jugadas de estrategia.
Victoria Unai llegó a Almería en 2006 y se marchó en 2008, en la plenitud de los proyectos y las obras del AVE que comenzaban a hacerse realidad. Se avanzaba entre Almería y Murcia en los dos sentidos de las vías, con el objetivo de acortar los tiempos y que nuestra provincia no quedara descolgada del resto durante otro puñado de años. Por fin, dijimos; aunque visto lo visto, igual cantamos victoria antes de tiempo.
Hoy, la realidad es que las obras de la Alta Velocidad en nuestra provincia están paradas- lo estuvieron el año pasado y así siguen en este- y que el Partido Popular nos quiere hacer creer que es mejor así. Que sí, tontos, que esto es lo bueno…que lleguen a Murcia, a Granada y si eso, ya luego…En serio, ¿se puede aguantar esta monumental tomadura de pelo?
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