El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, ha aprobado una ley que convierte a la homosexualidad en un crimen castigado con cadena perpetua, ignorando las críticas y presiones internacionales. El parlamento ugandés adoptó a finales de 2013 por mayoría, una ley que endurece la represión contra los homosexuales y que incluso prevé la cadena perpetua para quienes reincidan y sean encontrados culpables de «homosexualidad agravada». No nos hallamos ante un político inculto y aislado, tras él se encuentran organizaciones que apoyan estas políticas como la importante fundamentalista cristiana norteamericana, “The Fellowship”, (conocida en EEUU como "The Family"), que considera a Museveni como un hombre clave para la organización en África. Uganda ha pretendido incluso legislar castigando la homosexualidad con la pena de muerte, alegando que se trata de un pecado contra la voluntad de Dios.
Uganda podría haber sido el paraíso terrenal sino fuera por el inevitable hombre blanco que pretendió apoderarse de un país y sus riquezas, y unos políticos como Milton Obote, o Idi Amín, este último un dictador de infausto recuerdo, acusado de canibalismo y de crímenes contra la humanidad.
Joseph Conrad escribió “El corazón de la oscuridad” hace algo más de un siglo cuando comenzaban a desvelarse las brutalidades del rey Leopoldo de Bélgica en el Congo. La siembra de odio, maldad y corrupción sigue causando víctimas. Ahora seguirán pagando inocentes por ello, pero no miremos solo a Kampala, probablemente el odio fundamentalista se genera al otro lado del Atlántico, a pesar de que el presidente Obama sea un hombre ético y justo descendiente de una tribu kenyana, vecina de Uganda. Las organizaciones internacionales deberían hacer comprender claramente a los políticos ugandeses que ese no es el camino.
Los defensores de los derechos humanos y los gobiernos occidentales, en especial Estados Unidos, criticaron duramente esta ley.
El presidente norteamericano Barack Obama había calificado de «paso atrás» la normativa, cuya aprobación «complicaría» la relación entre Uganda y Estados Unidos. «Nadie debe ser discriminado ni castigado por lo que es o por a quién ama», dijo la asesora de seguridad nacional del presidente Barack Obama, Susan Rice, en su cuenta de Twitter. Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, tachó de «aberrante» la normativa y pidió su derogación.
El premio Nobel de la Paz sudafricano Desmond Tutu instó el domingo a Museveni a no promulgar esta ley, al considerar que legislar contra el amor entre adultos recuerda al nazismo y al apartheid. Por su parte, Amnistía Internacional (AI) calificó la normativa de «draconiana», «perjudicial» y «ofensiva».
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