Regreso al pasado con el Gobierno

El soviético Gari Kaspárov, de 22 años, se erige campeón mundial de ajedrez al derrotar a su compatriota Anatoly Karpov. La noticia, por extraño que parezca, suscita un gran interés en nuestro país y este juego alcanza una enorme popularidad entre los niños y las niñas. Los que son un poco más mayores no parecen entusiasmarse con alfiles y peones y se entretienen con series como Norte y Sur o programas del tipo Si lo sé no vengo que ponen en televisión.

Taquillazos Regreso al futuro es la película del año, a pesar de competir con taquillazos como Memorias de África o El color Púrpura, y la música vive un momento solidario sin precedentes. En el estadio Wembley de Londres y en el JFK de Philadelphia, decenas de miles de personas asisten a los conciertos Live Aid, en los que grupos como Dire Straits o Queen, y artistas de la talla de Elton John, Paul McCartney y Tina Turner, tocan juntos para recaudar fondos contra la sequía que sufre África. 

De todo esto han pasado 30 años y, sinceramente, no tengo la sensación de que fuese ayer. A la mayoría nos queda muy lejos aquel 1985, sobre todo a las mujeres de este país. Ese año se aprobó la primera ley del aborto que permitió que lo que se practicaba  de manera clandestina tuviera un marco jurídico y sanitario adecuado. La ley de 2010, que modificó sustancialmente a la anterior, ofreció a las mujeres plena libertad en sus decisiones, dentro también de un ordenamiento legal que se equiparaba a lo que ocurre en la mayor parte de los países europeos. 

DeLorean Sin embargo, el regreso al pasado que plantea ahora el Gobierno nos sitúa en un contexto muy anterior al descrito. Anterior a esos conciertos, a esa televisión, a esas películas… nos lleva directamente, como ha ocurrido con la LOMCE, a un tiempo de colores aun más amarillentos, a un mundo donde Kaspárov desconoce lo que es enrocarse y Marty McFly ni se imagina las posibilidades de su DeLorean.