Tradicionalmente el Carnaval ha quedado como la fiesta de las transgresión costumbrista y desmoralizadora . Durante el año, por la cotidiana presión de los poderes constituidos, los ciudadanos se atienen a códigos de conducta no siempre admitidos en su fuero interno. Por eso basta que llegue este tiempo asistimos al divertido duelo de Don Carnal con Doña Cuaresma. Otras veces el Carnaval se presenta como la gran ocasión para que el ciudadano realice su propia mutación , al menos por unos días, en todo aquello que no pudo ser en su vida normal. Piénsese en el pringao que lleva una vida miserable, víctima tal vez de la dictadura de sus amos, amos que pueden ser su propia mujer, su oficina y hasta su banco, ese día no en vano le vemos vestido de Napoleón o de Iván el Terrible. Sin ánimo de ser exhaustivo, se me ocurren algunas carnavaladas recientes tomadas de la actualidad política. Por ejemplo con motivo del reciente Congreso del PP en Andalucía, veo que los militantes hablan mucho de revolución. Dicha palabra en boca de un conservador nato es como si le leyeran el Capital a un hato de ovejas. Atención a la afilada frase de Amat en el sentido de que los almerienses vuelven de Sevilla con las pilas bien cargadas. Como ha sugerido el dibujante Moreno, tal vez retornen con dolor de cuello de tanto decir, sí, sí buana. ¿ Y qué decir ahora de Bankia? La derecha ultraliberal ha sido siempre enemiga de nacionalizar y menos todavía de socializar cosa alguna. Sin embargo cuando las cajas de ahorros, aglutinadas en bancarrota hubo que sacarlas del barro ,el Gobierno se apresuró a valerse del dinero público para salvar Bankia Los 22,OOO millones no han vuelto y ahora parece que intentan privatizarla de nuevo después del carnaval montado por Rodrigo Rato, a quien por cierto no se quedó sin trabajo en las grandes empresas. Otra carnavalada digna de mención es ver a Blesa dándole lecciones de moral al juez Elpidio Silva quien parece seguir la misma suerte que el exjuez Garzón por meterse donde no le llaman. Y así, pasito a pasito, nos vamos acercando a los insondables misterios de Gúrtel con su camión de tomos y donde supuestamente se aprecia ya el delito fiscal en las obras del PP. Pero, mecachis en la mar. ¿ cómo puede haber corrupción en un partido que no ha hecho en su vida sino denunciar la suciedad innata de la izquierda? Carnaval, Carnaval…
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