Ya calmados los ánimos y volviendo a la vida real me atrevo a escribir estas letras al inolvidable y único presidente del gobierno que sin tener de donde haber aprendido democracia, fue todo un ejemplo de la misma, principalmente por sus exquisitos modales, nunca le oí decir palabras soeces sobre ningún portavoz de la oposición ni del gobierno porque una y otra posición le tocó compartir, y miren que en ese tiempo por razones obvias la gente estaba exaltada por todo teniendo en cuenta que durante cuarenta años no habían dicho ni pío, de los que algunos no se quitaban la camisa azul ni para dormir y luego salieron con los carnés correspondientes de sus partidos con fechas de los años cincuenta, cambiándose la chaqueta con una facilidad increíble. Bueno, pues nuestro querido y único presidente con categoría de demócrata nunca renegó de donde venía ni criticó tantas maldades, si no que supo dialogar con unos y con otros, sacando el mejor partido a la convivencia nacional y mirando para otro lado, lo que muchos de aquellos buenos hombres, sin mirar el color, interesaba para lo que estaba construyendo que no era ni mas ni menos que hacer una sola España donde todos cupiésemos en ella y pelillos a la mar de lo que cada una había hecho.
Ahora a su muerte el Sr. Presidente Suárez, desde la otra vida habrá disfrutado la recogida de las mieles que el tan honestamente supo sembrar, y me alegro no ya por el, que el pobre ya sufrió lo suyo; pero si por el pueblo español, como una sola persona, como un solo espíritu acudió a los funerales, que también hay que decirlo que fue un espectáculo completo de bien hacer comparable a la mejor puesta en escena de una superproducción de Hollywood donde se vieron y conversaron los tres presidentes anteriores y los distintos partidos, excepto a los impresentables de turno que siempre saben dar su toque de malos modos. Y ahora como en muchas ocasiones desde aquí en La Voz he hecho una llamada de atención a Gobierno y oposición, que por respeto a la responsabilidad que se ha ido , tengan a bien de ponerse las pilas juntando hombro con hombro y dejar de tirarse mas piedras a su tejado, sujetando a todos los bárbaros que se dedican ha hacer de la calle campos de batalla y que tengan en cuenta que todo lo que se destruye lo pagamos todos y la lección de Suárez que se reviva para bien de España y de la humanidad.
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