A propósito del incendio que ha calcinado varios miles de hectáreas en la Sierra de Gádor y con la perspectiva de la distancia tras un año alejado de retenes, grupos de apoyo y técnicos en los centros de defensa forestal de Alhama, Serón y Los Vélez, quiero añadir aquí mi modesto reconocimiento personal al trabajo denodado de cerca de medio millar de profesionales de Almería.
Desde operarios batefuegos en mano hasta técnicos de operaciones a bordo de unidades móviles, siempre bajo la acertada dirección y supervisión del centro operativo.
Hablo justamente del trabajo discreto, callado y eficaz que cientos de personas repartidas por toda la geografía provincial llevan a cabo durante todo el año. En invierno, con carácter preventivo y durante el resto del año, como en estos días, exponiéndose ante las llamas y las inclemencias del tiempo, de día o de noche, con total entrega.
Son personas de diversos ámbitos y orígenes pero con un mismo denominador común: su pasión por el medio rural. Otros muchos profesionales han trabajado en la extinción de este tremendo y doloroso incendio. Para ellos también vaya mi sincero agradecimiento como almeriense.
En ocasiones tendemos a relativizar o a olvidar desde las urbes la importancia de la apuesta ambiental que la administración autonómica viene llevando a cabo en la región durante las tres últimas décadas.
Este trabajo, esta conciencia de lo que hay que hacer en situaciones extremas, ha situado a la comunidad de Andalucía y a sus dispositivos contraincendios como referencia y ejemplo a seguir en otros territorios. Vaya por delante, una vez más, mi más sincero reconocimiento a la nómina de empleados de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía.
De ella dependen, con el presupuesto de todos los andaluces, quienes limpian nuestros montes y apagan los fuegos, fortuitos o intencionados, que los hieren.
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