Lo urgente y lo necesario

El presidente de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín, entidad que agrupa a los colegios de médicos de toda España, ha reconocido que es partidario de establecer sanciones a los enfermos que abusen de las visitas a las urgencias hospitalarias. 

La propuesta ha abierto la caja de los truenos en un país en el que no habíamos terminado de reponernos de los repagos y recortes sanitarios impuestos por la ministra Ana Mato, cuando ya estamos con otro debate, si cabe más sutil que los anteriores, puesto que entra de lleno en el plano de las percepciones. 

Si bien es cierto que somos muy  ligeros a la hora de plantarnos en urgencias, también es verdad que la cultura de la preocupación y del miedo ante la enfermedad que hemos desarrollado nos ha vuelto más propensos a utilizar unos servicios que proporcionan un rápido diagnóstico: pruebas inmediatas, en muchos casos, que descartan o confirman aquello que nos llevó al hospital.

Esta reacción, que es muy humana, también abre la puerta del atajo a las urgencias para evitar esperas en cuestiones que evolucionan con síntomas leves o que no requieren de una inmediatez en el tratamiento. Ahí es, precisamente, donde deberíamos de ponerle un poco de sentido común a todo esto. 

La ministra del ramo, que no ha querido dejar pasar la oportunidad de perturbarnos un poco más con esa idea de pagar si nos equivocamos en el auto diagnóstico, ya ha anunciado que estudiará la propuesta en este sentido formulada por la Organización Médica. Malo. 

Ana Mato tiene en estas materias una trayectoria implacable a la hora de hacer caja con lo que ya estamos pagando a través de nuestros impuestos. 

En todo caso, y volviendo al asunto que nos ocupa, ‘criminalizar’ al paciente por un hipotético mal uso de las urgencias, no me parece que nos conduzca a ningún sitio. Bueno, sí. A terminar acabando con un sistema sanitario que ha sido un ejemplo en toda Europa.